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Sucedió en 1980

Infierno en Caleta Córdova: La recordada explosión de un tanque de petróleo que sacudió el barrio

viernes 27 de mayo de 2022
Infierno en Caleta Córdova: La recordada explosión de un tanque de petróleo que sacudió el barrio

La gente que reside en el barrio se apresta a pasar una tranquila tarde de sábado. Los varones, chicos y grandes, preparan sus equipos de pesca. Las nenas planifican el encuentro con las amiguitas mientras la mamá, apura a toda la familia para terminar el almuerzo porque ella también tiene planes para este sábado, 3 de mayo de 1980.

Juan Rodiño sale con su camión para continuar el trabajo que, junto a otros, hace a unos cientos de metros del barrio. Caleta Córdova está lista para continuar con su tranquilidad a la orilla del mar.

Desde la costa se observa el perfil del buque petrolero Plaza Huincul.

Los empleados de la playa de tanques donde se almacena el petróleo crudo que llega por las cañerías desde Manantiales Behr, están justo en el momento del refrigerio. El día está tranquilo... demasiado tranquilo. Nadie sospecha lo que se viene, nadie advierte nada.

La vida de barrio en Caleta Córdova es normal hasta que, justo a las 13.45, una explosión sacude paredes y hace temblar el piso. Acaba de explotar uno de los seis tanques de petróleo crudo. Los bomberos de Y.P.F., los bomberos voluntarios de cuartel central, policía, ejército, bomberos de las empresas petroleras privadas, prefectura, todos los que responden al alerta de emergencia demoran en llegar el tiempo que les toma el traslado hasta el más lejano de los barrios de la ciudad.

Desde lejos se observa la columna de humo y llamas que se eleva unos cien metros arriba.

El tanque que acaba de explotar contiene ocho millones de litros de petróleo. A pocos metros están los otros, unos metros más... las casas de los vecinos. La amenaza aumenta a cada instante, los bomberos sólo pueden enfriar las paredes del tanque y mantener el terraplén para contener el petróleo que, de un momento a otro, correrá libre sin paredes que lo contengan.

Tres horas después, petróleo y fuego, avanzan hasta el borde del terraplén. La tarde avanza como el riesgo... se decide abrir un canal para encauzar el crudo encendido hasta una laguna próxima al desastre. El torrente de llamas avanza tan rápido que los bomberos apenas tienen tiempo de correr, igualmente sufren quemaduras leves y principio de asfixia.

La evacuación de los vecinos

Esto, que acaba de ocurrir, muestra bien clarito que, si explotan los otros tanques los vecinos más próximos corren peligro de vida. De todos modos, están todos muy asustados y se corre la voz sobre la conveniencia de evacuar, por eso algunos deciden salir antes que les den la orden.

La familia Rodiño es una de ellas. Juan ya está de vuelta en casa y con su mujer, Ana, acomodan lo que pueden en la caja del camión, las pequeñas hijas del matrimonio entre susto y apuros apenas logran juntar los juguetes que más quieren; también cargan lo indispensable de una familia vecina, es necesario salir del infierno, “algunos se quedaron porque no tenían dónde ir o porque no querían dejar las casas solas; yo ubiqué mi familia en otra casa y volví con mi vecino.

 

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Mientras tanto los bomberos intentan controlar la furia del fuego y el avance del petróleo, los obreros de Y.P.F. cortan cañerías para desviar el petróleo que los equipos de bombeo continúan enviando a los tanques, transportan caños, reemplazan otros. El trabajo es incesante. Nada puede calmar el fuego, sólo hay que esperar que se consuma el combustible.

Río de petróleo y fuego

Esperan... “pero ya cercana la noche, luego de muchas horas de batallar contra el fuego, se produjo lo inesperado, el personal que se hallaba en las inmediaciones, luego de haber sofocado el último derrame, efectuando la guardia de control, notó que la temperatura ambiente iba en aumento en las cercanías del tanque y por precaución, el jefe desplazó a la mayoría de los bomberos a su cargo” (1), en el momento justo que sucede lo más temido, una nueva explosión pero esta vez, como lava de volcán que busca la pendiente que más le conviene, el petróleo encendido avanza sobre los vehículos estacionados que lo combaten. “En pocos minutos todo se transformó en un infierno, el derrame hizo explotar otros tanques y el fuego devoraba todo lo que encontraba a su paso”, recordará Enrique Koprowski tiempo después.

El fuego avanza por debajo de un auto bomba, adentro hay un bombero, sus compañeros logran rescatarlo, intentan salvar el otro vehículo, rompen el alambrado y lo tiran pendiente a un pequeño barranco.

 

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No se puede controlar al río de fuego y petróleo que avanza. Los hombres luchan ahora contra el tiempo, deben ganarle al río de lava, tiran otros vehículos en la misma hondonada.

Amanece el domingo 4 de mayo y el petróleo sigue ardiendo, así todo el día hasta que se consume la combustión. Al final, el panorama es desolador. No hay personas heridas de gravedad. Los vecinos observan desde lejos... los bomberos se retiran para dar paso a la tarea de limpieza de escombros. No hay tiempo para lamentarse, tienen que armar una planta provisoria para bombear el petróleo al buque que espera en el mar.

El río de petróleo y fuego había consumido 14 vehículos entre los que están un auto bomba de los bomberos voluntarios, la camioneta particular del jefe, el auto particular del administrador de Y.P.F., tres camiones cisternas y siete vehículos menores de la petrolera estatal.

Extraído del libro "Crónicas del Centenario" editado por Diario Crónica en febrero de 2001.

Referencias

(1) Publicación 60 aniversario de la Asociación de Bomberos Voluntarios. 1999.

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