La relación de los niños con las pantallas
En el mundo de las nuevas tecnologías, nuestra vida se ha modificado. El uso de todo tipo de pantallas está presente en nuestras vidas. No concebimos no tenerlas a mano, para comunicarnos, informarnos, entretenernos.
Nos introducen a una nueva era de la comunicación, de la cual ya no podemos volver atrás, y muchos de nosotros trabajamos y empleamos gran parte de nuestro tiempo frente a las pantallas.
Pero ¿qué pasa cuando los niños pequeños están gran parte del día, prácticamente todas sus horas de ocio, en algunos casos, frente a las pantallas?
El acceso de los niños a las nuevas tecnologías ha modificado sustancialmente sus rutinas y también la manera de relacionarse con los otros.
El tema de este artículo es muy amplio y abre variedad de otros subtemas. Pero voy a limitarme en la exposición de los niños a las pantallas en forma excesiva.
Es habitual que los niños deseen pasar cada vez más horas con el celular, tablets, y otras pantallas, porque les ofrecen variedad de atracciones, juegos, imágenes, videos, diversión.
Estos dispositivos no pueden utilizarse sin ningún filtro, sin límites, ya que termina perjudicándolos, tanto en su desarrollo, como en su salud y su creatividad.
El mundo de las pantallas es aquel donde todo está creado e inventado, y los coloca en una posición de espectador de la creatividad ajena, en este sentido. El desmesurado tiempo en las pantallas de los niños, afecta a su desarrollo y capacidad de aprendizaje.
En los bebés, a pesar que adviertan que "les llama la atención" y proporciona un tiempo de interés, donde están calmados, alucinados de ruidos y colores, y los papis unos ratos tranquilos, donde pueden hacer sus cosas, la recomendación es que no se expongan a ningún tipo de pantalla, al menos hasta cumplidos los 2 años, y a partir de esta edad hasta los 5 años aproximadamente, lo máximo que pueden estar expuestos sería 1 hora por día ¿Por qué esta recomendación tan drástica? Se preguntarán.
El exceso de estimulación que producen las pantallas en los más pequeños, puede provocar mayor nerviosismo, necesidad de movimiento, problemas en el sueño, pesadillas que les despierta a mitad de la noche, por ejemplo.
La exposición a las pantallas hasta el momento se puede concluir de los estudios científicos, que se encuentra asociada a problemas de auto-control, déficit atencional, ansiedad, problemas en el aprendizaje formal, de imagen corporal, insatisfacción, e incluso pueden agravarse y presentar problemas de depresión en niños.
Cuando me refiero a problemas en el aprendizaje formal o escolar, simplemente pensemos como compiten las pantallas con la lectura y comprensión de textos, y con la adquisición del lenguaje. Así como también en la relación con los pares, o sea en la formación de los hábitos sociales.
¿Todo está mal? No, muchas aplicaciones aportan beneficios para el razonamiento viso espacial, o la resolución de problemas, por ejemplo. Pero la utilización poco racional de las pantallas fomenta la pasividad, les quita tiempo de interacción con otros. Incluso puede crear adicción.
Por eso debe hacerse un uso controlado y supervisado de las pantallas en los niños, un cuidado especial enseñándoles que no pueden dar datos personales, la administración del tiempo para usarlas, controlar los contenidos que están mirando, incentivándolos a otro tipo de actividades, podría ayudar.
Así como las pantallas usadas con un adulto, pueden servir para aprender cosas juntos, investigar sobre temas que luego serán conversados.
También es importante educar con el ejemplo. Si estamos compartiendo tiempo y aferrados a nuestro celular, si no los escuchamos porque estamos entretenidos en los contenidos, juegos, videos de nuestras propias pantallas, recordemos que ellos nos imitan.
Colocar dispositivos en espacios comunes, no en las habitaciones de los niños, podría ser también una manera de cuidarlos.
