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Tendinitis Rotuliana

viernes 21 de julio de 2023
Tendinitis Rotuliana

 

La tendinitis rotuliana es una lesión de la rodilla complicada; no imposibilita del todo a quien la padece, por lo que no se le suele dar importancia, y termina quedando crónica o provocando problemas más graves.

La rodilla es la articulación intermedia del miembro inferior; debido a sus funciones de carga y movilidad es muy vulnerable en la vida deportiva.

La rodilla en extensión realiza un trabajo de soporte del cuerpo, y en flexión aporta movimiento. Esto se traduce en una articulación indispensable para la vida diaria, ya que nos permite la bipedestación, cambios de postura, caminar, correr, saltar, bailar... En definitiva, relacionarnos con nuestro medio externo a través del movimiento.

 

Anatomía básica 

Los elementos estabilizadores activos fundamentales de la rodilla son los cuádriceps y los isquiotibiales, que son los músculos que recubren la articulación por la parte anterior y posterior. El cuádriceps crural es el músculo encargado de la extensión de la rodilla. Es uno de los músculos más potentes del cuerpo humano -tres veces más que su antagonista, la musculatura posterior del muslo-.

Su acción más importante es la de ser el encargado de mantenernos de pie -es decir, un músculo antigravitatorio-. Está constituido, como su propio nombre indica, por cuatro vientres musculares: crural, vasto interno, vasto externo y recto anterior. Cada uno de ellos se origina en un punto diferente, pero se unen a la tibia en un único tendón, el tendón rotuliano, que se llama así porque en su recorrido atraviesa la rótula -hueso sesamoideo cuya función es aumentar la eficacia de los cuádriceps, actuando como una polea-.

Una tendinitis es la inflamación de un tendón. En algunos ámbitos, este término está siendo sustituido por el de 'tendinosis', que hace referencia a la degeneración del tejido.

Alrededor de los 30 años, los tendones empiezan a perder sus propiedades elásticas debido a procesos degenerativos. Para evitar que el desgaste no sea tan rápido, se recomienda realizar algo de ejercido físico moderado. En general, la tendinitis del tendón rotuliano -también denominada "rodilla del saltador"- es una patología típica de deportes de salto y carrera, como el pádel. Cursa con inflamación del tendón, y provoca una disminución de la resistencia y, portante, una mayor susceptibilidad a posibles roturas.

Esta lesión no pasa de un simple "malestar" en la rodilla ni siquiera en su fase aguda, por lo que no suele dársele la debida importancia. Si el deportista lesionado vuelve a la actividad física antes de haberse curado, puede provocar problemas recurrentes y prolongados.

 

Las causas

Pueden ser muchos los motivos que generen una tendinitis -incluida la propia morfología de cada individuo, tanto de la rodilla como del pie-.

  1. Causa directa:
  • Golpe o caída sobre la zona.
  1. Causa indirecta:
  • Movimientos repetitivos o síndromes por abuso.
  • Ejercicio para el que no está preparado el deportista.
  • Un mal calentamiento.

 

Los síntomas

  1. Dolor no invalidante localizado en el trayecto del tendón, generalmente en el polo inferior de la rótula -es decir, en la unión entre la rodilla y la espinilla-.
  2. Dolor al estiramiento o la contracción contra resistencia.
  3. Dolor tras el ejercicio al comenzar a enfriamos tras el partido.
  4. Engrosamiento del tendón y tumefacción.

 

El diagnóstico

Para realizar un diagnóstico correcto ante cualquier tipo de molestias en esta zona, deberías acudir a un experto -fisioterapeuta o médico-, que descarte cualquier otra patología o diagnostique rápidamente una tendinitis -o tendinosis- evitando que se prolongue el proceso en el tiempo, lo que implicaría una recuperación mucho más larga.

El diagnóstico se realizará a través de la entrevista con el deportista, que deberá relatar los movimientos donde le molesta más, y localizar el punto doloroso. El profesional, por la observación, exploración y pruebas funcionales determinará el diagnóstico concreto. Para confirmar este diagnóstico, se puede acompañar de una ecografía.

 

El tratamiento

 

El deportista puede:

Parar la práctica deportiva hasta que ceda el dolor. Después tendrá que recuperar las propiedades del tendón y de la musculatura. En una fase aguda de la lesión, se puede aplicar hielo.

 

El fisioterapeuta puede:

Aplicar técnicas antiinflamatorias, tales como ultrasonido, o láser. Te podrá realizar un vendaje funcional y, sobre todo, un buen programa de ejercicios, que te ayude a recuperar la fuerza, flexibilidad y propiocepción de tu rodilla.

 

La rehabilitación

El programa que aquí te sugerimos es para un individuo sano, sin otra patología de base que no sea la propia lesión del tendón rotuliano. De todos estos ejercidos realizaremos tres series de diez repeticiones cada uno, siempre que tu condición física lo permita.

 

Isométrico de cuádriceps

 

-Siéntate con las piernas estiradas y las manos apoyadas detrás de la espalda. Lleva el pie hacia arriba y aprieta fuerte rodilla y parte posterior del muslo contra el suelo sin levantar tus talones. Mantén entre tres y cinco segundos la contracción. Has de hacer fuerza con los cuádriceps, sin levantar los talones del suelo.

 

Isométrico de cuádriceps (2)

 

-Boca abajo, apoyando la punta de los dedos de tus pies, realiza una extensión de rodillas. Notarás cómo se elevan ligeramente del suelo. Mantén la posición entre tres y cinco segundos. Tienes que notar cómo tus rodillas se elevan ligeramente del suelo.

 

Isométrico de cuádriceps en flexión

 

-De pie, apoyando la espalda contra una pared, flexiona tus rodillas ligeramente, entre 20 y 30 grados. Mantén esa posición unos cinco o diez segundos, y vuelve suavemente a la posición original. Con este ejercicio estarás trabajando los músculos isquiotibiales.

 

Isotónico e isométrico de isquiotibiales

 

-Tumbado boca abajo, dobla la rodilla todo lo que puedas, apretando con fuerza entre tres y cinco segundos, cuando llegues al final del recorrido, baja despacio.

 

La prevención

 

El calentamiento

  • Trote suave alrededor de la pista durante cinco minutos, con cambios de ritmo no muy agresivos, acelerando y desacelerando progresivamente.
  • Realiza treinta segundos de carrera suave, llevando las rodillas al pecho, y treinta segundos llevando los talones al glúteo.
  • En el sitio, realiza sentadillas hasta tocar con las manos el suelo. Después, sube despacio.
  • En carrera suave, cada tres pasos dan un salto vertical, intentando que sea lo más alto posible. Cuando caigas, flexiona ligeramente las rodillas.

 

Los estiramientos

Es muy importante trabajar la flexibilidad siempre, tanto después de salir de la lesión, en el período de recuperación, como para prevenirla. Realiza tres repeticiones de cada ejercicio.

 

Estiramiento de cuádriceps: De pie, dobla la rodilla y lleva el pie hacia el glúteo, y agárrate el tobillo con la mano. Mantén la posición diez segundos.

 

Estiramiento de cuádriceps: De rodillas, sentado sobre los talones, déjate caer suavemente hacia atrás todo lo que puedas, ayudándote del apoyo de tus brazos contra el suelo.

 

Estiramiento de isquiotibiales: Tumbado boca arriba, dobla una pierna y apoya la planta del pie en el suelo. Sube la otra pierna hacia arriba todo lo que puedas, con la rodilla siempre estirada. Mantén la posición cuando sientas el estiramiento en la parte posterior del muslo.

 

Estiramiento de cuádriceps: Tumbado boca abajo, flexiona una de tus rodillas para llevar el pie en dirección al glúteo. Para mantener la posición, ayúdate cogiéndote con las manos.

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