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Frase de Séneca

“La soledad no es estar solo, es estar vacío”

lunes 06 de marzo de 2023
“La soledad no es estar solo, es estar vacío”

La realidad, transformada en un movimiento carnavalesco cotidiano, ensaya sus propuestas interminables en el gigantesco circo social.

¡Qué cantidad de máscaras, mascaradas y mascaritas, cubriendo los rostros originales con uno ficticio! Y, a partir de ahí, todo lo que se ve y escucha es parte del mismo desfile, sin fecha de finalización…

Así es como se terminan diluyendo los rostros reales y nos quedamos con las máscaras, que son tan volubles como mutables, tan intercambiables como poco duraderas.

“Ay País, País, País…cantaba Piero, las cosas se cuentan solas, sólo hay que saber mirar…”

En esta realidad tan apabullantemente descontrolada, con un desmoronamiento social tan contundente, una desintegración colosal en todos sus niveles, sobran los adjetivos para definirla, pero faltan los punto y aparte, y el punto final para cambiarla.

Una realidad que provee a diario un festín opíparo de intrascendencia, una bacanal de despropósitos institucionalizados en todos los momentos y en cada uno de los ámbitos, un exorbitante aumento en la producción de ignorancia, un recrudecimiento brutal de la crueldad y violencia ante la que el pueblo queda indefenso a toda hora y en cualquier circunstancia…

“Ay País, País, País…”

Cuando los hechos que la sociedad produce a diario, hablan por sí solos, confirmando que la vida no vale nada ¿qué se puede agregar que puntualice o especifique más, la situación en que socialmente nos encontramos?

La intrascendencia, como un humo letal que se va filtrando por todos los intersticios comunitarios, borra la trascendencia necesaria para avanzar humanamente.

Esa trascendencia ante la cual surge el impulso creativo por realizaciones elevadas; el afán por no mimetizarse con las producciones seriadas con que amalgama, a sus integrantes, la sociedad de consumo; que despierta el ansia de conocimiento; la necesidad de justicia; el esfuerzo constante por generar las bases que den vida a la autoestima, junto a la preparación constante para afrontar los retos y oportunidades… ¡Y todo aquello que le otorgue a la vida humana su condición de trascendente!

Así es como vemos, una y otra vez, temas de interés comunitario de profunda relevancia y necesaria determinación, que requieren de compleja reflexión, total sensatez, conocimiento y sabiduría, son puestos en manos incapaces que con una ligereza tan alarmante como irreflexiva, toman decisiones que nos arrastran a todos en sus resultados.

El ansia de poder barriendo, una y otra vez, todo lo que encuentra a su paso con tal de alcanzar sus metas, sin importar mostrar sus verdaderas intenciones, ni quedar patéticamente al descubierto en el sombrío panorama diario del tragicómico circo cotidiano.

Decía Miguel de Unamuno: “Ganarás porque tienes suficiente fuerza bruta, pero no convencerás. Para convencer tienes que persuadir. Y para persuadir necesitarás lo que te falta: razón y derecho.”

En nuestra pobre sociedad de más de lo mismo sobra la fuerza bruta. Falta razón y derecho. Ganancias y pérdidas que inclinan los platillos sociales hacia el lado de la miseria –en todas sus formas- y de la deshumanización constante, sostenida implacablemente por hechos miserables y personajes más misérrimos, aún.

Así nos encuentra cada día, a la “desventurada muchedumbre”, al decir de Mallarmé, “deshaciendo y rehaciendo moldes” en palabras de Umberto Eco, pero sin calzar en ninguno, aislados de la propia identidad, transfigurados en lo que nos hacen creer que somos…

No nos quedará más que acordar con Antonio Porchia… “Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa las reciben calladas, no muertas.”

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