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“Sucede que a veces se sufre durante mucho tiempo sin saberlo..."(...) “Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo…” *

martes 29 de marzo de 2022
“Sucede que a veces se sufre durante mucho tiempo sin saberlo..."(...) “Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo…” *

*Albert Camus, La peste

  

La peste" Covid 19 y sus variantes arrasaron y aún hoy lo hacen con nuestra vida y expectativas. Afectando las certezas, la cotidianeidad, lo que suponíamos iba a suceder mañana y los meses siguientes... Una inquietante sensación de rareza va instalándose, afianzándose de a poco a medida que nos sumimos en el aislamiento progresivo. Ese aislamiento nos alteró todo lo previsible, toda certeza, todo proyecto: , lo que "era obvio" sucedería. Nos confronta con el riesgo, con los peligros. Se nos cayó la previsibilidad ante todo.

Estuvimos y aun estamos enfrente a un enemigo invisible -que queramos o no- acecha en las sombras de la vida cotidiana creamos o no en el peligro, la vacuna, los cuidados o no. Capítulo aparte es para desarrollar la poderosa "desconfianza" y la corriente de “Anti" que generó y despertó a lo largo del mundo entero.

¿Acaso hoy podríamos inferir una suerte de Neurosis de guerra? La guerra va terminando, en algún momento se diluye pero quedan sus efectos de devastación, lo que llamamos lo traumático. ("La neurosis de guerra (en alemán, Kriegsneurose; en inglés, war neurosis o shell shock;1 en francés, obusite o névrose de guerre)2 es un término acuñado en la Primera Guerra Mundial utilizado para describir el trastorno por estrés postraumático que afectó a muchos soldados durante la guerra, antes de que se descubriera dicha patología. Se trata de una reacción ante la intensidad de los bombardeos y la lucha que produce una impotencia que se traduce en pánico, estar asustado, sentir deseos de huir o en una falta de capacidad para razonar, dormir, caminar o hablar...”)

Todos fuimos perdiendo gente querida, amada, conocida... todos y todas golpeados severamente y sobre todo silenciosamente

Muchos se han ido "con Covid", infectados, otros se han ido "por" los efectos devastadores del aislamiento, la desazón, la incertidumbre: ese destructivo estrés tóxico que tanta ansiedad provoca y nos enferma en nuestra vida diaria: disgustos, decepciones, excesos.

Nos fuimos ocultando dentro de nuestras cuevas, esto es dentro de nosotros mismos y aun ahí habitamos aunque salgamos a diario a nuestras tareas y comenzamos a ver a los nuestros. A quienes quedaron en pie aunque suene algo trágico por así decirlo.

Nos invade aunque estemos asomando una particular sombra de tristeza. Lo vengo comentando en la clínica diaria, en charlas, encuentros y conferencias. Estamos cursando "el día después de la Peste" y estamos afectados y afectadas. Más de lo que creemos y sobre todo porque aún circula entre nosotros.

 

¿Hay una salida?

Hoy sobreviene ocuparnos de contener y contenernos entre todos y todas. ¿Cual es la forma? armar redes de contención, agruparnos, hablar de que nos sucede y sucedió en estos dos aciagos años oscurecidos y de aislamiento.

La salida siempre es y ha sido colectiva y compartiendo individualidades con profesionales de la Salud Mental y equipos multidisciplinarios. Junto con los espacios individuales. Compartir es la propuesta, hablar de lo que nos sucede , recordar aquello que sentimos, de esa rareza de lo siniestro.

Fuimos y estaremos afectados un largo periodo de tiempo.

A todos, a todas, nos afectó tanta violencia agresiva, tanta muerte... ni dudarlo y la salida es reconstruirnos, hablar acerca de cómo vamos llevando este período... Sanar las heridas a fin de cuentas.

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