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Antes de que la muerte se lleve lo que te ha dado, da lo que tienes para dar”

lunes 06 de diciembre de 2021
Antes de que la muerte se lleve lo que te ha dado, da lo que tienes para dar”

La conflictiva realidad en la que estamos inmersos va modelando el ánimo individual y el comportamiento general.

La desesperanza quita celeridad a los pasos frenando el avance colectivo. Según cómo se van generando las emociones con los aconteceres diarios, se va perdiendo el eje del equilibrio emocional a medida que surgen, en aumento y variedad, los inevitables miedos incapacitantes.

Los pensamientos van y vienen sacudidos por la inestabilidad en la que estamos inmersos, como un barrilete sostenido por el débil hilo de la realidad. La tensión constante y persistente con que se construye el día a día genera una ansiedad desmedida ante la preocupación sostenida sobre la incertidumbre de lo que nos aguarda.

Decía León Daudet que: “Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa.”

¿Qué sucede cuando los objetivos vitales que deben ser el faro que señalen el camino, no pueden divisarse? ¿Cuál es la guía que conduce cuando no se avizoran rumbos ciertos y fecundos para la sociedad?

Somos seres complejos, pero también somos las historias que cargamos en nuestra espalda de vida, ellas nos van conformando y presentando ante los otros.

Un infinito de historias vividas nos constituye, las que, a veces, nos muestran llenos de luces y, en otras, con grandes sombras.

Historias de vida que se van cargando en la mochila individual que nos acompaña en nuestro viaje por el tiempo pero, también, en el equipaje de vida que socialmente compartimos con los demás.

Por eso es tan importante trabajar con denuedo para la obtención del gran logro comunitario de potenciar el mejor panorama donde vivir las mejores historias cotidianas para aliviar el peso con que transportamos nuestro bagaje existencial…

Todo lo que nos aguarda en el día a día impacta en nuestra “armadura” defensiva que es el cuerpo y la mente. Los engranajes vitales que nos sostienen no pueden soportar indemnes los choques sostenidos con que nos asalta la cotidianidad y se van debilitando, dejándonos cada vez, más indefensos.

Debemos hacernos conscientes de que todo lo negativo que acumulamos en nuestro interior como frustraciones, miedos, tristezas, odios, se acumula como desechos tóxicos y se transporta en la circulación general constituyéndonos.

La realidad, como un reto constante, transformado en un desafío sostenido, imparable, nos evidencia sumergidos en un inevitable desvalimiento comunitario, en una sociedad asentada sobre una estructura sin bases sólidas que la sostengan.

Los vínculos sociales que se establecen entre los miembros de una comunidad, son fundamentales para el logro de los objetivos que se determinen y de las metas que se deseen alcanzar.

En un entorno donde la pelea, la diatriba, la violencia sostenida en todo momento y lugar, constituye el a,b,c cotidiano, es inconcebible hablar de progreso y crecimiento en un contexto que, paradójicamente, trasciende toda lógica y equilibrio, toda mesura y sensatez.

Los días transcurren de simulacro en simulacro, “queriendo hacer como si…” “tratando de parecer que…” ¡Mientras que el cimbronazo de la realidad nos da de lleno en el corazón social una y otra vez!

Pensar en la unión de todos, en la situación que estamos, se transforma en una utopía rayana en la locura, pero aún mayor es la locura de imaginarnos siempre divididos, enfrentados, esperando que el “maná” del cambio nos llueva como una bendición mágicamente esperada…

Bertolt Brecht recomendaba: “No aceptes lo habitual como cosa natural. Porque en tiempos de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural. Nada debe parecer imposible de cambiar.”

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