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La edad de la inocencia

domingo 07 de noviembre de 2021
La edad de la inocencia

Estimadísimos: me encuentran, una semana más, abocada voluntariamente a la noble tarea de prestar mi oído a quienes se enfrentan a las encrucijadas de la vida. Hoy, le responderé a Inocencia, quien me escribió un afectuoso mail. En el mismo me cuenta que, luego de muchos años de soledad, ha encontrado por fin el amor de su vida y afortunadamente es correspondida. Sin embargo, hay un problema que le quita el sueño: cuando conoció al que ahora es su novio, le mintió acerca de su edad y ahora no sabe cómo confesarle que, en realidad, tiene diez años más de los que dijo tener. Avergonzada y preocupada por la reacción que pueda tener él cuando sepa la verdad, me pide mi opinión y mi sabio consejo.

Mi querida Inocencia, lo primero que me sale decirle es que no se sienta culpable por su pecadillo. Lo segundo es que su consulta me ha hecho recordar a Fanny Haslam, la abuela inglesa de Jorge Luis Borges. Se preguntará qué tiene que ver la abuela de Borges con usted. Y yo le responderé que, salvando las distancias temporales, se parecen bastante porque Fanny Haslam también mentía acerca de su edad. Y esto no se lo inventó Agalina, sino que lo dice la escritora Laura Ramos, en su libro “Las señoritas”, el cual aprovecho para recomendarle a usted y a los lectores. “Las señoritas” reúne las historias de las sesenta y una maestras norteamericanas que trajo el gobierno argentino entre 1869 y 1898, para que ayudaran en la fundación de escuelas en todo el país y enseñaran en ellas. El proyecto, impulsado por Sarmiento, era producto de su empeño civilizador y de su admiración por Estados Unidos. Laura Ramos le dedica todo un capítulo a Fanny, ya que, en su investigación para este libro, descubrió que la abuela de Borges tuvo, en su juventud, una pensión donde se alojaron varias de estas maestras. Pero empecemos por el principio…

Frances “Fanny” Haslam nació en Inglaterra el 25 de diciembre de 1842. Su infancia transcurrió en Ivy House, una hermosa mansión donde residía su familia y al mismo tiempo funcionaba un colegio, del que su padre era el rector. Su madre falleció en 1853, cuando Fanny tenía cinco años y su hermana Caroline doce. A partir de ese momento, las hermanas Haslam alternarían unas temporadas con su abuela paterna, viuda de un pastor metodista, y otras, en la casa-colegio con su padre. Rodeadas de ese ambiente religioso e ilustrado, eran tan apegadas la una a la otra, que cuando su hermana mayor se casó y emigró a la Argentina, al poco tiempo, Fanny la siguió. Caroline se había casado con Giorgio Suares, un ingeniero judío-italiano, con el que llegó a nuestro país en 1866. En el censo argentino de 1869, Fanny ya figura como integrante de la casa de su cuñado, en Paraná. El dato que nos concierne es que estaba registrada con veintiún años, cuando en realidad tenía veintiséis. No es de extrañarnos que la pobre Fanny tuviera que mentir su edad, como muchas mujeres de esa época, porque la que se acercaba peligrosamente a los treinta años era considerada solterona.

Al año siguiente, Fanny conoció al Coronel Francisco Borges, cuando él entró en Paraná con su tropa. El flechazo fue tan fulminante como mutuo y tras un año de noviazgo, se casaron. En el acta de matrimonio, Fanny volvió a falsear su edad, tenía veintiocho y declaró veintitrés. Como usted ya sabe, querida Inocencia, una vez que una empieza a sacarse años, después es difícil volver atrás. El caso es que, ya fuera que el Coronel Borges supiera o no su verdadera edad, nunca tuvo razones para quejarse de su mujer. Tuvieron dos hijos: Francisco Eduardo y Jorge Guillermo, el padre del escritor. Aún eran muy pequeños, cuando el Coronel Borges murió en la batalla de La Verde, en 1874. La compleja situación económica en que quedó su viuda, la llevó a abrir el pensionado donde vivieron las maestras estadounidenses.

Querida Inocencia, como el tiempo es tirano (y el espacio también) le propongo seguir contándole algo más de Fanny, la semana que viene. Mientras, seguiré meditando su caso.

Hasta la próxima.

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