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Sobre la búsqueda de pareja

domingo 17 de septiembre de 2023
Sobre la búsqueda de pareja

Transcribo una interesante reflexión tomada del Facebook: "Si piensas enamorarte y convivir con alguien, vuélvete observador". ¿Por qué? Porque te enamoras de un cuerpo, pero te casas con un carácter. El noviazgo no es para descubrir el cuerpo, es para descubrir el carácter. Por eso, si te enamoras, observa bien una y otra vez su carácter".

Si comparto esto es porque lo que dice me resultó acertado y porque entiendo que es un tema interesante y poco pensado.

No es lo mismo enamoramiento que amor. El enamoramiento nos arrasa y sin pensar nos zambullimos en el vínculo que conmovió nuestro ser. El amado es dotado de todas las perfecciones y no aceptaremos crítica alguna sobre su persona, sus conductas, o su trato. Lo hemos idealizado. 

Este tsunami dura un tiempo. El tiempo que lleva descubrir de a poco sus imperfecciones, su carácter, lo que lleva a desidealizarlo. O sea, a verlo como es, con defectos y virtudes.

Es entonces cuando empieza el trabajo del amor, que consiste en duelar la ilusión y aceptar la realidad. El momento de la desilusión en el que el príncipe o la princesa, de ser azules empiezan a "desteñirse" y a "humanizarse". 

Ahí es cuando empieza la tarea, ¿podremos amar a ojos abiertos a este extraño que acabamos de conocer en su realidad? Ä ese otro diferente a nosotros, porque viene de otra "tribu", de otra familia con diferentes estilos, hábitos etc.

Es cuando nuestro narcisismo se pone en juego, y solo si somos capaces de enriquecernos con lo diferente, venciendo la humana tendencia a rechazar lo distinto, nuestra capacidad de amar se podrá desarrollar.

¿Nos gusta su carácter, su manera de ser? ¿Nos sentimos bien en su compañía? ¿Somos buenos amigos, conversamos, nos reímos juntos? Cuando surgen enojos, discusiones y peleas, ¿nos toleramos y logramos acuerdos?.

En la actualidad las relaciones hombre-mujer pasan por un período de crisis y confusión. El refugio en una sexualidad intrascendente y sin compromiso, parece ser la defensa ante esa confusión.

El hombre, avasallado por las ideas feministas extremas y el cuestionamiento al "patriarcado", no sabe bien cuál es su lugar. En el sexo se siente más seguro que en el terreno emocional y tiende a evadir el compromiso afectivo.

La mujer, aprendió a sentirse libre sexualmente y a disfrutarlo, pero también desea amar y ser amada y ahí aparecen las dificultades

El hombre, cazador por naturaleza, encuentra tan fácil la cacería que pierde muy pronto el interés y corre en busca de nuevas conquistas.

Las mujeres han olvidado el juego de la seducción, el arte de hacerse desear despertando el instinto conquistador del hombre y el orgullo del logro. Lo que se logra fácil no se valora.

La argamasa del amor es la ternura, perdida entre tanto facilismo e inmediatez. El vacío afectivo se cuela en los vínculos que se han tornado intrascendentes.

El "mundo Tinder", con su engañosa virtualidad, nos encuentra desesperados por encontrarnos, pero sin saber cómo acercarnos en el mundo real. Este engañoso intermediario nos despoja de la capacidad de emplear nuestros cinco sentidos para conocernos y reconocernos. Para mirarnos, "olfatearnos", palparnos, escucharnos y percibirnos. Se trata de creer o no creer lo escrito por un otro al que nunca vimos, escuchamos, oímos...

Así, cuando se efectiviza el encuentro real, llegamos a él con desconfianzas, temores e inseguridades que se minimizan ante la certeza de que sexo va a haber. Después...ya se verá. Después me llamará o… Después la decepción, el vacío, el "seguir intentando".

Una realidad que esta generación enfrentará cuando las luces de la liberación sexual se apaguen y la necesidad de amor tierno se vuelva urgente e irrenunciable.

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