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Yo procrastino, tú procrastinas, nosotros procrastinamos…

jueves 06 de julio de 2023
Yo procrastino, tú procrastinas, nosotros procrastinamos…

Siempre me llama la atención la capacidad humana para inventar palabras nuevas para nombrar cosas o conductas conocidas de siempre. No por nada existe el muy antiguo y conocido dicho "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy".

Claro que si uno dice "no procrastines" suena más moderno, “progre”, o como guste llamarse. Pero no nos engañemos, vale lo mismo decir: "Che vago, qué fiaca sos. Nunca terminas nada, siempre pateando todo para adelante", etc. En un buen y comprensible criollo que todos entendemos y que, al fin y al cabo, por más elegante que la palabreja pudiera o pudiese resultar, no altera el producto ni las consecuencias de tan inconveniente y perjudicial comportamiento.

Inconveniente y perjudicial tanto para el procrastinador como para el que sufre las consecuencias de la "procrastinación". "Mirá se me fue el día, discúlpame. Te juro que para mañana te tengo listo el auto". "Uf, ni me lo digas, estoy recontra atrasado. Esta semanita seguro te deposito".

Y "entre mañana y mañana el cordero perdió la lana", según dice otro muy popular y viejo proverbio ¡Vean ustedes que procrastrinadores hubo siempre!

Pese a las advertencias y consejos de los sabios de otras generaciones, pareciera que no es una mala costumbre muy fácil de erradicar.

Sin embargo, algo debe significar esta conducta, para qué estudiamos los "psi" al fin y al cabo, ¿no?

Por mucho que me dé "flojera" ponerme a pensar en este tema, y para no "procrastinar" la escritura de este artículo, les cuento que esa "flojera" que todos padecemos de vez en cuando y que nos lleva a "dejar para mañana lo que nos da fiaca hacer hoy", también puede ser entendida como un síntoma.

¿Y qué es un síntoma? Pues algo como la fiebre, un indicador de que algo está pasando en nuestra vida que no nos tiene del todo contentos o satisfechos. Algo que puede tener que ver con la tarea que nos da fiaca resolver, o con temas que nos tienen preocupados y que no nos decidimos a enfrentar.

Eso que llamamos "sentimientos negros" y que por lo general evitamos, nos lleva a dar vueltas y decir como Scarlett O' Hara: "Lo pensaré mañana". (Si no viste "Lo que el viento se llevó", pregúntale a tu mamá o a tu abuelita, que seguro saben de qué hablo).

Puede que la tarea en sí nos aburra, que preferiríamos estar haciendo algo más divertido, como cuando éramos chicos y no nos dejaban salir a jugar hasta no terminar con los fastidiosos deberes escolares. Pero si como adultos evadimos nuestras responsabilidades porque son aburridas, algo está pasando en nuestra vida que necesita ser pensado. Algo nos tiene insatisfechos, enojados, frustrados. Y "dejarlo para mañana", solo nos va a perjudicar, ya que… los problemas no desaparecen por patearlos para adelante. Todo lo contrario, generalmente se agravan.

De modo, queridos lectores, que si necesitan ayuda para entender qué los tiene así de mal, pues no duden en recurrir a mis colegas, ya que si bien la palabrita suena elegante, las consecuencias de la "procrastinación" pueden ser catastróficas.

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