Padres en guerra, niños atormentados

Desde que son bebes los niños y niñas reciben e interpretan, según sus capacidades, todos los estímulos que llegan del ambiente. Sobre todo, en la primera infancia es de fundamental importancia lo que sucede en el ámbito familiar 

Discusiones, peleas, gritos, desacuerdos, incomunicación entre sus progenitores o cuidadores, influyen en el desarrollo de los pequeños.

Crecer en un clima de hostilidad permanente, no es saludable para los niños, aun cuando los padres piensen “que no se da cuenta” “que pueden disimularlo”, los pequeños están atentos a todo lo que sucede a su alrededor, ya que es la manera que tienen de integrarse al mundo (ambientes diversos) que los rodea.

 En este clima hostil, los niños pueden presentar síntomas, e incluso desarrollar enfermedades, ya que no es gratuito para ellos vivir en guerra permanente, entre gritos, acusaciones, desautorizaciones, desacuerdos…

 Los niños expuestos a conflictos pueden llegar a experimentar, por ejemplo, mayor frecuencia cardiaca, e incluso durante su desarrollo pueden aparecer desequilibrios hormonales relacionados al estrés, según estudios científicos.

Incluso, en algunas ocasiones, pueden aparecer retrasos del desarrollo, problemas en el sueño, ansiedad, depresión, problemas de conducta…

Vivir en un clima de peleas intensas y continuas, los lleva a aprender, además, que esta es la forma de relacionarse con los demás, y entonces aparecen dificultades en la relación con sus pares.

Siempre se ha señalado que el divorcio o la separación de los padres es lo peor que le puede suceder a los hijos, pero las discusiones intensas y la guerra continua entre los padres son más nocivas y posibles de provocar una afectación mayor en los pequeños.

 Por último, quisiera resaltar, que la relación de una pareja no es idílica en todo momento, que pueden existir desacuerdos.

Pero lo que los afecta es justamente “el clima en guerra y tensión”

Si los padres pueden resolver sus conflictos de manera pacífica, es posible que también les estén enseñando a ellos a resolver conflictos en un futuro, aclarar las causas de estos y aprender a dialogar y realizar acuerdos entre las partes, en todos los ámbitos de sus vidas.

Entonces, y, en resumen; la guerra puede no desatarse, si se logra el dialogo y el respeto y sobre todo si se tiene en cuenta que hay niños que pueden resultar perjudicados por esto.

El conflicto puede existir, y el modo pacífico de resolverlo puede ser de gran ayuda para los niños, ya que aprenderán sobre negociación y resolución de conflictos.

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