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Las consecuencias emocionales y sociales del uso del barbijo en los niños y niñas

jueves 21 de julio de 2022
Las consecuencias emocionales y sociales del uso del barbijo en los niños y niñas

 

 

Hoy en nuestra ciudad se puede circular sin barbijo, los niños ir a la escuela sin ponérselo, durante el tiempo de pandemia tuvimos que acostumbrarlos a su uso, luego de las restricciones de “encerrarnos”, sin interacción social con otros.

Aún no sabemos si tendremos que volver a usarlo, los casos de Covid 19 siguen en nuestro país, y el barbijo nos ha servido de protección, al igual del conjunto de medidas sanitarias que tuvimos que implementar. Luego llego la vacuna, la mayoría, ya tenemos dosis de refuerzo y en este momento nos toca decirle a nuestros hijos e hijas, que ya pueden “sacarse el barbijo”

Tanto nos costó implementar su uso y ahora dicen que no desean sacárselo. ¿Qué está pasando?

Las interacciones sociales son elementales como condición para el desarrollo de los niños y niñas, sobre todo a edades tempranas.

En el grupo de niños/as y adolescentes se encuentran las consecuencias emocionales más importantes.

También en bebes, ya que las consecuencias en ellos han sido las del encierro, las de no conectar con otras figuras que no sean sus padres y ahora socializar es difícil para ellos, porque se encuentran gateando y socializando a la vez, ¡que esfuerzo!! ¡¡Si todo tiene que ser gradual!!

Las consultas que llegan por las consecuencias de la pandemia, encierro y uso del barbijo son muchas, y tienen que ver con todo lo expuesto.

Esta nueva normalidad nos trae una población infantil más vulnerable emocionalmente, con dificultades de adaptación, socialización, y control de sus impulsos.

Los retrasos del desarrollo, aparecen también como consecuencia de la pandemia, los problemas en el aprendizaje escolar, y en la capacidad de concentración y comunicación.

Cuando comenzaron la escolaridad con el uso del barbijo, se fueron acostumbrando a esto, a comunicarse entre ellos a través de esta especie de “enmascaramiento”, y así, incluso, muchos, se conocieron por primera vez

Aunque parezca una exageración, muchas madres y padres me darán la razón, ahora no quieren sacarse el barbijo, pues significa resocializarse a través de la cara descubierta, es algo nuevo, y cuesta. Es como un “des-cubrirse” desenmascararse frente al otro, y esto les provoca fragilidad emocional, “conocerse nuevamente”.

Han aumentado las consultas sobre este tema, sobre la necesidad reestablecer la “habitualidad anterior a la pandemia”

Pero la pandemia nos atravesó, y nada es igual, para todos y todas, grandes o chicos. Y tenemos que tenemos que ayudarlos atendiendo estas consecuencias.

 

Los adolescentes

Muchos adolescentes, desde los 12 años y aun antes, han empezado la escolaridad postpandemia con la nueva normalidad, o sea, usando el barbijo, tanto en el aula como en los recreos.

Así han socializado, han hecho amigos y amigas, han aprendido a socializar

Cuando llega el momento de sacarse el barbijo, muchos y muchas lo han tomado de forma angustiante

 

“No quiero sacarme el barbijo”          

El barbijo resulto ser, no es solo un elemento que los protegía del contagio, sino también algo que tapaba imperfecciones que puedan dar vergüenza, también les sirvió como barrera de emociones.

 Los adolescentes ya son de por sí personas que en su concepción del crecimiento y la autoestima intentan a menudo ocultar lo que sienten y han utilizado al barbijo para eso también.

Tenemos que tener en cuenta que los adolescentes han empezado la escuela después de dos años, con el barbijo, usándolo de manera habitual, muchos de ellos y ellas se conocieron con el barbijo puesto, sacárselo provoca una especie de “desenmascaramiento”, con las implicancias que este concepto conlleva.

Por lo que no es algo grave esto que les sucede, y así como tuvimos que implementar el barbijo y fueron adquiriendo el hábito, ahora tenemos que ayudarles a aceptar el “dejar de usarlo”, dándoles tiempo, quizás haciéndolo gradualmente, y respetando si les lleva tiempo dejar de usarlo.

Ya que, así como nos hemos adaptado gradualmente al uso del barbijo, lo haremos con el “no uso” del mismo. También suele suceder en los adultos. Aunque la población adolescente, por la condición emocional que traviesan (propias del adolescer), es la que más se ha traumado frente a la noticia de sacarse el barbijo.

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