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“El sueño es el alivio de las miserias para los que la sufren despiertos” Don Quijote de la Mancha

lunes 04 de abril de 2022
“El sueño es el alivio de las miserias para los que la sufren despiertos” Don Quijote de la Mancha

La realidad se muestra dejándonos sin palabras de tan bien que se define a sí misma, de tan contundente que se presenta. No necesita de intérpretes ni traductores. Tampoco escatima el muestrario con que engalana y preanuncia su impactante acontecer.

La savia nutricia se ha enlentecido en el árbol social, cuyos frutos dan cuenta de ello.

La sociedad no puede transformarse en una sucesión desmedida de acontecimientos nefastos. Ni las buenas costumbres borrarse del panorama diario como si fuera lo mismo convivir con ellas que resignarnos a su ausencia.

La moral ha sido transformada en un elástico que se adapta a la conveniencia de “cada cintura”.

La palabra, agotada de ser usada en exceso, va perdiendo sus nutrientes, su razón de ser y su misión en la comunicación humana. Los blá blá interminables, desvitalizados, agraviantes, han desdibujado el mensaje creador, contenedor, vivificante de la palabra con su poder de unión y acercamiento.

La sumatoria de desmanes generalizados, los que a estas alturas se muestran como incontenibles, transforman el panorama diario en una demoledora prueba de “la supervivencia del más apto” para mantenerse en pie antes de ser arrollado por las circunstancias cotidianas.

La escuela de la vida va diplomando cada vez más analfabetos existenciales, mientras la comunidad ha sido condenada a una orfandad cívica de desprotección y desamparo.

Nos hemos transformado en una sociedad de alienados existenciales, donde se hace de la intolerancia y la crispación el “a b c” cotidiano.

Una metáfora africana dice que “Cuando cerramos el puño, es cierto que nadie puede quitarnos nada, pero no es menos cierto que tampoco nadie puede colocar nada nuevo en nuestra mano”.

Y en esto de andar con el puño cerrado golpeando, exigiendo, reclamando… ¡qué bueno y necesario sería poder abrirlo para recibir aquello que nos hace tanta falta para la convivencia!

Cada nuevo día representa en sí mismo un tiempo de pérdida y otro de ganancia. De pérdida porque todo lo anterior a él se ha transformado en pasado. De ganancia porque tenemos la posibilidad inaugural de renacer cada mañana con una nueva mirada que sostenga y direccione los pasos a dar, el camino a recorrer, la actitud a tomar.

La Caja de Pandora social, sigue abierta, habiéndose escapado de ella todas las miserias que sobrevuelan en el aire cotidiano sin miras de que vuelvan a ser encerradas.

Sin embargo, según la mitología, en el fondo de la caja queda la esperanza, cable a tierra que nos permite pensar que un cambio es posible, que habrá forma de encontrar nuevos caminos que den un sentido a la existencia.

Entonces, el mensaje inaugural de cada nuevo día, vendría sostenido y acompañado por la esperanza de que podemos aliarnos a nosotros mismos para construir, junto a la esperanza, un frente común que nos ayude a pensar con cabeza propia alejándonos de todo aquello que, como común denominador, nos va atando al yugo de los padecimientos cotidianos.

Sin embargo, como dice el doctor Jaime Barylko: “Muy poca gente se atreve a soñar sus propios sueños. Hasta en ese recóndito hueco de la existencia, lo más privado del ser humano, ingresan los paradigmas establecidos por la sociedad y la cultura, y soñamos lo que nos hacen soñar, lo que nos indican soñar, lo que nos sugieren soñar”.

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