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Una mirada interna

“Duele más de lo necesario lo que duele antes de lo necesario”

lunes 21 de febrero de 2022
“Duele más de lo necesario lo que duele antes de lo necesario”

La frase del título corresponde a Lucio Anneo Séneca

 

Los días se suceden impasibles con su seguidilla de horas, minutos y segundos disponibles para que cada uno y cada quién las utilice de la manera que considere oportuno.
Para algunos representarán la posibilidad de cambio, para otros, la confirmación de que nada lo hará, para muchos, el interrogante de qué se puede hacer para lograr la transformación de lo que necesita ser modificado.
Lo cierto es que cada día se presenta como un regalo con que la vida nos despierta cada mañana invitándonos a volar con la imaginación, a correr tras nuestros sueños, a atravesar los propios desiertos interiores para llegar al oasis de nuestra singularidad entablando los mejores diálogos con uno mismo, los más nutricios, los más sanadores, los más inevitables…
Somos las historias a escribir en las páginas en blanco del libro de la vida, los hacedores de las mareas existenciales en cuyas turbulencias navegamos o zozobramos, los pasos inevitables con cuya sucesión de aciertos y errores se va trazando el propio camino…
La imperturbable finitud del tiempo existencial debería constituirse en el signo de alerta para hacer rendir al máximo cada día, logrando que cada momento cuente en el acopio de oportunidades para aprovechar al máximo el tiempo el tiempo de vida que recibimos en calidad de préstamo y que, por regla general, despilfarramos en forma tan incomprensible.
Somos las sumatorias de parcialidades que nos conforman en todas las áreas de nuestro ser, engarzadas emocionalmente a los vaivenes diarios. Pero qué difícil es mantenerse emocionalmente estable, en una cotidianidad transformada en un acicate para el despropósito constante.
“El hombre, lobo del hombre” de Plauto, sigue manteniendo su vigencia empoderándose en la violencia que nutre los hechos de cada día. Violencia en los haceres y decires que otorgan al trato diario connotaciones de destrato, como forma general de vincularse los unos con los otros dando forma a los manidos: los unos contra los otros.
Y allí vamos, violentando y violentándonos. Haciendo cada día, en tantos casos, un desperdicio de oportunidades que sumen para el bienestar individual potenciando la armonía general.
El punto de encuentro social se ha ido transformando en el punto de desencuentro que, según parece, por los sucesos cotidianos, cada día gana más adeptos en sus filas, más practicantes de su doctrina, más idólatras de su culto… Lo llamativo es que, en lugar de frenar su avance, detener su crecimiento, parar su desarrollo, se lo potencia una y otra vez, en todas las formas posibles.
Los recursos paliativos, parches interminables en el desgarrado tejido social, débiles remiendos que van cubriendo su totalidad, son tan endebles como temporales, logrando simplemente estirar al infinito situaciones que de tan repetitivas y sostenidas en el tiempo, sólo admiten un recambio total para su solución.
“Continuamos encerrados en la misma cárcel de la repetición” a la que hacía referencia Sartre.
Repetición de pensamientos, palabras, hechos y actitudes, paridoras de las circunstancias que nos encadenan a las mismas situaciones que nos condenan desde hace tanto tiempo.
Sería por eso que Albert Einstein afirmaba: “El mundo que hemos fabricado como resultado del nivel de pensamiento que hemos utilizado hasta ahora, crea problemas que no podemos solucionar con el mismo nivel de pensamiento en el que los creamos.”

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