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Sorprendente “capacidad de ahorro” de un monito patagónico

lunes 26 de septiembre de 2022
Sorprendente “capacidad de ahorro” de un monito patagónico

El monito patagónico ha sorprendido a los investigadores por varias cualidades físicas de su anatomía pero más aun, por la capacidad de “ahorrar energía” del mismo modo que un celular.

Cuando llega el frío el monito del monte -que vive en los bosques patagónicos de Argentina y Chile- puede bajar su ritmo cardíaco de 200 latidos por minuto a 2 o 3 latidos por minuto.

El diminuto monito es una tierna criatura parecida a un ratón pero no lo es, vive en los fríos bosques de la Patagonia y tiene una muy particular característica que lo iguala a los teléfonos celulares: el modo ahorro de energía.

El curioso animalito trepa rápidamente por los árboles, recorriendo un metro de corteza por segundo, para darse una panzada de insectos y frutos de verano que maduran en lo alto de la copa. Sin embargo, cuando llega el frío, inicia un sorprendente proceso corporal para poder sobrevivir.

El monito del monte tiene la capacidad de desacelerar sus funciones corporales para sobrevivir a los duros inviernos de la región y esto es lo que, particularmente, fascina a los científicos.

Cuando el tiempo se vuelve frío, el monito construye un nido de musgo en el hueco de un árbol, acurrucándose con un grupo de entre cuatro y ocho de sus pares, para pasar el invierno. Allí, el pequeño marsupial entra en un letargo, y su ritmo cardíaco desciende de 200 latidos por minuto a 2 o 3 latidos por minuto. En este estado de inactividad, conserva la energía y solo respira cada tres minutos. Su sangre deja de circular.

“Me interesé en el monito por la sorprendente capacidad de este marsupial para reducir su metabolismo y ahorrar un 95% de energía durante el torpor -letargo-”, explica Roberto Néspolo, de Universidad Austral de Chile.

El trabajo de investigación sobre el “modo ahorro” del monito del monte llevó a los científicos a la naturaleza y descubrieron que “esa capacidad es aún mayor. Los monitos podían hibernar a 0 °C, sin ningún daño en sus tejidos”.

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