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Tierra de pescadores 

miércoles 23 de febrero de 2022
Tierra de pescadores 

A los 95 años de edad Juana Giannotta es pura memoria; un manojo de fotos sobre la mesa son el testimonio más fiel de toda una vida en Caleta Córdova. Hija de un matrimonio de pescadores italianos que llegó a Comodoro Rivadavia en 1926, aprendió junto a sus hermanos, 4 mujeres y tres varones el oficio de tejer redes.

“Para mí no era un trabajo, era como un juego; además era lindo porque compartía horas de risas y de charlas con mis hermanas. Tejíamos paños de redes que antes eran de hilo de algodón y no de nylon como ahora”, relata Juana a Crónica al evocar su infancia.

Cuenta que cuando llegó su padre trabajó primero como cocinero para una empresa alemana que realizó la construcción del pilar de Caleta Córdova, y una vez que la empresa se fue, puso en práctica su oficio y se dedicó a la pesca con chalupas construidas por él mismo y con la ayuda de su hermano a quien hizo venir de Italia, sentando así las bases de lo que fue la pesca artesanal.
La infancia de Juana transcurrió entre redes; luego vino la adolescencia y las primeras salidas al cine del Km 8 con sus hermanos, y después su primer amor con quien sería el padre de sus tres hijos y su compañero por más de 50 años hasta su muerte, Mario Ottulich.

“Mario vino a Comodoro desde Italia, había estado combatiendo en la guerra y después que terminó todo se vino en 1947, y nos pusimos de novios y enseguida nos casamos” rememoró Juana.

Mario había conseguido trabajo como conserje en un emblemático edificio que aún perdura, la “Agrícola” ubicado en la calle 25 de Mayo, pleno centro de Comodoro Rivadavia. El flamante matrimonio se mudó allí, y Juana colaboraba con la limpieza de las 14 oficinas del edificio, y así fueron ahorrando hasta que lograron construirse la casa en Caleta Córdova y también un pequeño local donde luego funcionó el mítico restaurante El Ancla de Oro.

“Una vez que estuvo terminada la casa dejamos de trabajar en la Agrícola. Mario compró un casco viejo y armó un barco, el San Roque, para dedicarse a la pesca, y con ese pescado abastecíamos El Ancla de Oro. Después vendimos el barco y compramos el Gauchito que era más grande”, recuerda Juana.

Y continúa: “El Ancla de Oro primero fue un bar al paso donde se ofrecía bebidas y pescado frito; concurrían todos los trabajadores del petróleo. Pero tuvo tanto éxito que decidimos convertirlo en un restaurante donde iba la gente de todo Comodoro y también personalidades que pasaban por la ciudad como (el quíntuple campeón del mundo de automovilismo Juan Manuel) Fangio, (la cantante) María Marta Serra Lima” entre otros, recuerda.

A Juana se le iluminan los ojos cuando habla del restaurante. Se emociona también cuando describe la tarea de su marido y de sus hijos a bordo del Gauchito. “Se pescaba sardina, merluza, centolla, y muchas otras especies; primero para abastecer el restaurante y después la planta de proceso que instalamos cuando decidimos cerrarlo. El fuerte del trabajo en la planta era la centolla, que se la procesaba con una máquina y se enviaba semanalmente 100 kilos a Buenos Aires en avión. La centolla de Caleta era muy buscada, teníamos muchos clientes”, comenta al referirse al producto estrella que aún hoy es el sustento de los pescadores artesanales de la zona.

Tercera generación de pescadores 

Juana y Mario tuvieron tres hijos, una mujer y dos varones, Mario Romano y Juan Carlos quienes heredaron el oficio. “Los dos chicos se pasaban todo el día con Mario y aprendieron a pescar y a pilotear el barco”.

Actualmente Juan Carlos continuó con el oficio de pescador y junto su esposa Alicia son propietarios del fresquero Bagual que opera sobre el langostino en aguas de Rawson y también en Nación durante la temporada del marisco.
Juan Carlos Ottulich, nació en octubre de 1963 entre barcos, pesca y el restaurante El Ancla de Oro, famoso por sus exquisiteces en pescados y mariscos frescos.

De chico aprendió el oficio de marinero observando a su padre y sobre todo a su hermano mayor Mario Romano, pescando en las costas de Caleta Córdova con la pequeña lancha amarilla El Gaucho.

En 1982 haciendo el servicio militar obligatorio, le tocó participar en el conflicto bélico de Malvinas. A su regreso, por distintas circunstancias don Mario Ottulich decide cerrar el restaurante y transformar sus instalaciones en una Planta Pesquera dedicada especialmente a la elaboración de carne de centolla, además de merluza y otras especies, por lo que Juan Carlos se aboca a la obtención de la materia prima.    

Años de trabajo fuerte, sacrificados y cada vez más complicados en materia pesquera hicieron que en enero de 2001 se trasladara con El Gauchito a pescar langostino en Rawson.

En el año 2003 debido a un choque en el mar El Gauchito quedó averiado, y se encaró la construcción de un barco de madera, construido artesanalmente por carpinteros de ribera, a la intemperie, a orillas del Río Chubut en Rawson. Cuatro largos años llevó, hasta que pudo comenzar a pescar.  

  Pero la transformación de la pesca y las nuevas tecnologías, le daban un ultimátum a El Gauchito que peligraba quedar fuera del sistema, por lo cual gracias al apoyo del Astillero Contessi, en el 2018 fue reemplazado por el pesquero Bagual; un barco de acero, construido con toda la tecnología y confort. Pero El Gauchito no merecía ser desguazado, por eso se decidió transformarlo en un barco de paseo familiar que muy pronto estará listo para recorrer mares y ríos paseando.

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