Crónica de una división anunciada

La madrugada del 12 de febrero de 1995 significó un antes y un después en la historia de Comodoro. Desde hacía varios días, fisuras en el asfalto de la zona de El Infiernillo, evidenciaban un desplazamiento del suelo. Sin embargo, esas pequeñas fisuras se convirtieron en grandes grietas de más de tres metros de profundidad.

El cerro Chenque colapsó provocando derrumbes y dejando a la zona norte totalmente incomunicada con el casco céntrico y los barrios de zona sur. De esa manera, 200 metros de la ruta habían sido totalmente destruídos, siendo los cráteres gigantes unos verdaderos protagonistas.

Al tratarse de la ruta nacional 3, que comunicaba la zona norte de la Patagonia con la zona sur de la región, la noticia tuvo lugar en medios nacionales. La provincia declaró “Estado de Emergencia” y las autoridades municipales, encabezadas por el intendente de ese entonces, José Raúl Pierángeli, iniciaron un plan estratégico para normalizar la situación.

Unas tres semanas antes, la ruta había comenzado a ceder y se observaban las primeras rajaduras en la capa asfáltica del sector de El Infiernillo y Vialidad Nacional ya había anunciado obras para evitar el colapso.

El 30 de agosto de 2023, precisamente 28 años después de ese acontecimiento, la ciudad volvió a quedar dividida. Apenas dos días antes, Vialidad Nacional había anunciado la decisión de interrumpir el tránsito sobre la ruta en la zona del cerro Chenque, producto de las grietas que se produjeron en el sector.

Los caminos alternativos volvieron a ser transitados. En 1995, al igual que en este 2023, se utilizaron: el camino centenario (llamado “mirador” en aquel entonces), que se estaba refaccionando, el camino Roque González y el camino de caballeriza (que estaba en peores o mismas condiciones que hoy en día). Mientras que la flota pesada en 1995 también fue desviada por el ripio de la ruta provincial 37.

Desde el derrumbe de 1995, diversos profesionales y funcionarios advirtieron sobre la necesidad de construir vías alternativas para descomprimir el tránsito en la ruta. Asimismo, desde 2019 vecinos, especialmente de barrio General Mosconi, venían alertando sobre las grietas que se iban formando sobre el talud de cara al mar.

Esta vez, no fue el Chenque el que se hizo escuchar, sino que la erosión marina fue la protagonista en generar aquellas primeras grietas que se convirtieron en zanjones hasta generar el gran colapso. De todas maneras, la Ruta 3 volvió a ser el tema en agenda.