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Viajar hacia nuestras raíces

domingo 24 de abril de 2022
Viajar hacia nuestras raíces

Una tendencia que creció en los últimos años es la de viajar para conocer nuestras raíces y los lugares en donde vivieron nuestros antepasados. Puede remontarse a los vínculos directos de nuestro árbol genealógico o ir hasta nuestros primeros ancestros. En algunos casos surge el interés entre los más jóvenes de la familia, por el pueblo del que emigraron sus abuelos o bisabuelos. Pero también entre los más grandes, el deseo de regresar al lugar donde vivieron de chicos, y del que quizás no tienen muchos recuerdos, o la casa natal de sus padres. Incluso se puede despertar la curiosidad en personas que no tienen muy en claro de donde proviene su familia.

Argentina es un país que se formó con inmigrantes de distintas partes del mundo. Nuestros orígenes son muy variados y pueden incluir a más de una colectividad. Optar por este tipo de turismo puede ser muy interesante y revelador. El objetivo del turismo genealógico es conectar con nuestras raíces y costumbres, visitar la casa natal, pueblo o región de nuestros antepasados, y/o conocer parientes lejanos. Algunos podemos saber sobre nuestros orígenes por lo que nos contaron, pero hay quienes, al no tener datos, deciden realizar una prueba de ADN para averiguar su procedencia étnica y cultural, y así elegir destinos para ir en busca de respuestas. Existen también agencias especializadas en este tipo de turismo, que a través de búsquedas de registros históricos y pruebas de ADN, diseñan itinerarios a medida. Las redes sociales actúan como facilitadoras para establecer contacto y mantenerlo luego del viaje. Muchas personas las utilizan para buscar su apellido -especialmente cuando se trata de uno poco común- con la esperanza de encontrar familiares.

En general, estos viajes tienen como característica principal que son realizados en solitario o en familia, los destinos suelen ser lejanos y no siempre son los más populares para el turismo. La experiencia es auténtica, genera un crecimiento personal y en algunos casos, una introspección. Puede desarrollarse en momentos de incertidumbre y quiebre entre lo conocido y la búsqueda de un camino propio.

En nuestro caso, hace cuatro años pudimos viajar a Croacia para conocer parientes lejanos por parte de nuestro bisabuelo materno, Nikola Karaman. Él fue un inmigrante croata que llegó a Argentina en 1909, pero gran parte de la familia se quedó allá. Gracias a las comunicaciones y los viajes de otros familiares, pudimos recuperar el contacto con ellos, conocerlos y crear un vínculo afectivo, que supera la barrera idiomática y la distancia. Estos viajes generan además otro tipo de conexión con los destinos. Además de disfrutarlos y recorrerlos de otra manera, se despiertan sentimientos de pertenencia y se torna aún más fuerte el deseo de volver.

 

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