jueves 28 de marzo de 2024
29.9ºc Comodoro Rivadavia

Armando Discépolo, creador del grotesco criollo

domingo 26 de septiembre de 2021
Armando Discépolo, creador del grotesco criollo

Creador del Grotesco criollo, Armando Discépolo fue uno de los dramaturgos más relevantes de la historia argentina, cuyo aporte dio identidad a nuestro teatro.

 

Nacido en el centro porteño, Armando Discépolo fue el mayor de cinco hermanos descendientes del napolitano Santo Discépolo y de Luisa De Lucchiy, argentina de origen genovés. Discépolo abandonó el colegio en sexto grado, aprendió diversos oficios, y a los dieciocho se inclinó por la actuación. Pero lo que más le interesaba no era interpretar sino crear personajes. Formó la “Compañía Teatral de Aficionados”, estrenó más de treinta obras y se consagró como el dramaturgo que dio identidad al teatro argentino.

La producción teatral de Discépolo se ubica entre 1910 y 1934. Su primera obra fue “Entre el hierro”, y la última, “Relojero”. A pesar de su éxito decidió abandonar el rol de dramaturgo para dedicarse a la dirección teatral y la escritura de guiones para cine y televisión, tarea que desempeñó hasta su muerte, en 1971.

 Su recorrido en la dramaturgia nacional

El teatro argentino de la época se caracterizaba por puestas de géneros como la zarzuela y el sainete, reflejo del costumbrismo de las recientes corrientes inmigratorias provenientes de Europa. En las salas comerciales cada vez había más subgéneros populares, como la revista, el varieté y la comedia liviana o picaresca. Pero el drama social no se quedó atrás con autores como Carlos Mauricio Pacheco, Gregorio de Laferrère, Florencio Sánchez, Francisco Defilippis Novoa o Samuel Eichelbaum.

Existía en nuestro país un público cada vez más numeroso que necesitaba una imagen benévola de su propia realidad; un público que llenaba los teatros y generaba grandes recaudaciones. Ese público, constituido principalmente por inmigrantes, se fue ampliando progresivamente hacia la clase media, un hecho que requirió imágenes que no ofrecía el sainete. El mismo fue transformándose en tragicómico con piezas como “El movimiento continuo” (1916), de Armando Discépolo, Mario Folco y Rafael José de Rosa, o “Mustafá” (1921), de Discépolo y de Rosa.

“Entre el hierro” fue su primera pieza escrita en 1910, durante la cual conoció a Pablo Podestá, amigo y colega en el oficio teatral. Le siguieron obras como “Hombres de honor”, “La fragua” y “Levántate y anda”. Las primeras obras de Discépolo, como “La Torcaza”, “El novio de mamá”, “La espada de Damocles” y “El movimiento continúa” fueron sainetes. El autor construía personajes angustiados, fruto del fenómeno migratorio. Sus obras fueron consolidando un nuevo subgénero dramático: el Grotesco criollo.

 

La conexión con Arlt

Sus obras más reconocidas fueron “Mustafá”, “Giacomo”, “Muñeca”, “Babilonia”, “El Organito”, “Stéfano”, “Cremona” y “Relojero”, escritas entre 1921 y 1934. Todas ellas comparten atmósferas depresivas. Si bien Discépolo no era un autor comercial de la época como Roberto Arlt, sus puestas fueron todas en teatros oficiales, como el Teatro Nacional,

Según el crítico literario David Viñas, el teatro de Discépolo y el de Arlt son dos instancias de la misma preocupación ideológica con algunos procedimientos compartidos, como el recurso del monólogo y los delirios de personajes aislados y solitarios llevados a situaciones límite que bordean la locura.

Roberto Arlt, que se dedicaba a otro estilo de dramaturgia, demostraba admiración por la obra de Discépolo. Temas como el fracaso de los sueños, el inconformismo y el desencanto ante la mediocridad de la vida coinciden en la obra de ambos dramaturgos, como es el caso de la presentación de personajes en “Trescientos millones”, de Arlt, y “Babilonia”, de Discépolo.

Los grotescos criollos más aclamados fueron “Mateo”, “El organito”, “Stéfano”, “Cremona” y “Relojero”. “Mateo” es la historia de un inmigrante italiano, alojado en un conventillo porteño. Sus hijos son rebeldes y no ayudan en la economía familiar. Un amigo le ofrece contactos para mantenerse de manera poco honrada, planteando un dilema moral.

 

“El organito”, escrita con su hermano Enrique, es considerada todo un clásico del teatro rioplatense. De 1925, es una historia cruda y realista que narra el drama social enfocado en la tragedia de una familia.

 

“Stéfano” es la historia de un inmigrante italiano que anhela alcanzar popularidad como un gran compositor de óperas, pero detrás de sus deseos oculta asuntos postergados.

 

“Cremona”, escrita en 1930, es una delirante historia de desheredados y marginados, desocupados, oprimidos, que necesitan expresarse para demostrar que siguen siendo dueños de su pensamiento.

“Relojero” narra la historia de una familia que, en plena década infame, se las rebusca para sobrevivir. Mientras que los hijos tratan de encontrar su modo de ser libres, los padres se debaten entre soltar a sus hijos para que sean felices a su manera o retenerlos para que sigan el mandato familiar.

 

Adaptaciones al lenguaje audiovisual

“Mateo” fue dirigida por Daniel Tinayre en 1937.

“Giácomo” fue dirigida por Augusto César Vatteone en 1939.

“Babilonia” fue dirigida por Jorge Salvador en 1987.

“El organito” fue adaptada como serie para televisión en 1970.

A partir de 1934, Discépolo decidió dedicarse a la dirección teatral seleccionando obras de Roberto Payró, León Tolstoi, Somerset Maugham, Anton Chéjov, Bernard Shaw y William Shakespeare.

Falleció el 8 de enero de 1971. Debido a la vigencia de las temáticas, sus obras continúan siendo adaptadas y representadas por nuevas generaciones del universo teatral nacional.

Te puede interesar
Últimas noticias