Un barrio impulsado por los propios vecinos y la fe en San Cayetano

Julia Coronel pertenece a la Parroquia San Cayetano y junto a otros miembros de la comunidad colabora en el servicio de catequesis y en el grupo de infancias de adolescencia misionera. En diálogo con Crónica, habló sobre los preparativos de la festividad. “Se organizó con mucha emoción, preparación, sentimientos y todo lo que tiene que ver con poder recordar este gran momento para el barrio y para los fieles de San Cayetano”.
En este sentido, comentó que hubo gran participación de la comunidad en cada una de las actividades. “Hubo mucha gente, en estos días de la novena, en la cantata y también en las misas. La gente se acerca por la devoción que tiene a San Cayetano y porque le transmite esa seguridad de la fe y el sentimiento de vocación”.

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Coronel, compartió desde su experiencia, lo que representa el patrono del pan y el trabajo. “Es una devoción muy grande que moviliza a mucha gente porque es un patrono que ha sabido recompensar a todos sus devotos. Muchos de los que se acercan a la comunidad de San Cayetano, se acercan agradecidos por los favores que reciben de nuestro patrono. Hay muchos testimonios de gente que no tenía trabajo y que, participando de la novena y de la procesión, ha recibido noticias de que iban a tener trabajo y son testimonios que avivan la fe de todos los miembros de la comunidad”.  
Continuó diciendo que “representa principalmente el esfuerzo. Por ejemplo, cada integrante de la comunidad de San Cayetano ha trabajado año tras año para que el templo hoy esté como esté”, dijo.

La ermita en el barrio

Asimismo, Coronel recordó los primeros pasos del barrio y el progreso basado en la fe común. “Cuando se colocó la ermita de San Cayetano, en su momento era un grupo pequeño de vecinos y hoy por hoy es una gran comunidad que trabaja en forma conjunta y con el apoyo de muchas personas y organizaciones, grupos que se han formado dentro de la parroquia”. 
Cabe destacar que la Catalogación de Ermitas y Santuarios de la Dirección de Patrimonio Cultural y Natural y la Dirección Gral. de Gestión Patrimonial de la Secretaría de Cultura, rescata la historia del barrio y la ermita. Según sus archivos, en noviembre de 1989, los vecinos del -en ese entonces- nuevo barrio habitacional, estaban reunidos en asamblea cuando propusieron bautizarlo con el nombre “San Cayetano”; solicitud que fue promulgada por el Concejo Deliberante de la Ciudad un año después.
Paralelamente al pedido de reconocimiento como nuevo barrio se decidió, entre el grupo de vecinos propulsores, iniciar la construcción de la ermita del Santo Patrono en el boulevard, situado en la avenida Polonia y O’Donell.
Mientras se gestionaba la aprobación por ordenanza del nuevo barrio, este grupo de vecinos efectuó el inicio de la primera etapa de la construcción de la ermita, con la donación de los materiales necesarios. Así fue que con lo recaudado en rifas y distintos eventos que organizaron, pudieron solventar la mano de obra para la construcción. 
José Morales fue quien gestionó la obtención de la primera imagen de San Cayetano, que fue comprada con parte del dinero recaudado. El 7 de agosto de 1990 se realizó la primera procesión y misa con la participación de 150 vecinos, presidida por el Padre Juan Corti.
Así también, gracias al esfuerzo de los propios vecinos, lograron tener el templo propio. “Las primeras misas comenzaron en la Escuela Nº 209, frente a la actual Parroquia San Cayetano. Después, las actividades ya siguieron en una capillita, con unas misas de vez en cuando, hasta llegar al día de hoy que ya tenemos el templo grande que se logró con la participación de los vecinos, quienes también fueron los primeros que se movilizaron para tener su parroquia”, finalizó Coronel.