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Interpretar a Eva: las actrices que la encarnaron en el cine y en el teatro

domingo 07 de agosto de 2022
Interpretar a Eva: las actrices que  la encarnaron en el cine y en el teatro

 

Tan solo 33 años tenía Eva cuando dejó este mundo. Desde entonces, su figura ha sido fuente de inspiración para hombres y mujeres de nuestra cultura. En esta nota, actrices que le pusieron el cuerpo a la figura de Eva nos cuentan qué significó para ellas interpretar a la líder política y espiritual más importante del continente.

 

Natalia Oreiro

 

Interpreta a Eva Perón en la miniserie Santa Evita, basada en la novela homónima de Tomás Eloy Martínez.

Es muy difícil poder describir a Eva en pocas palabras porque es tan grande su obra y tan grande todo lo que ha hecho, pero diría que es la persona más importante de la historia política y social de todos los tiempos, no solamente de la Argentina sino de la política mundial. Siempre fui muy admiradora de su obra, de su historia, pero el hecho de conocerla más en profundidad cambió mi percepción acerca de ella. Me parece que lo más importante tiene que ver con igualdad de la mujer, y la organización social y política de la mujer, porque la mujer no tenía entidad, no tenía documento entonces el voto femenino era algo que estaba sucediendo en el mundo y era algo que iba a pasar tarde o temprano, pero la organización política de las mujeres fue algo increíble que logró ella. Eva me inspira en muchos aspectos y en lo que más me identifico es en la parte social de ella. Toda la diferencia que ella hace entre caridad, beneficencia y ayuda social. El placer que tenían los ricos en relación a la beneficencia, dar a los pobres lo que les sobraba o divertirse a costa del dolor de los pobres es algo que a ella la marcó, y no solamente la marcó por su conciencia, sino también por su procedencia, ella decía que era peronista por procedencia.

 

Esther Goris

 Interpretó a Eva Perón en la película Eva Perón, dirigida en 1996 por Juan Carlos Desanzo y con guión de José Pablo Feinmann.

El primer recuerdo que yo tengo de Evita es una vez en que un día estaba mi madre charlando con unos amigos de la familia. Mi madre había vivido en la época de Perón y Evita en Argentina. Inmigrante gallega, trabajaba como mucama, y sus patrones, tal como reza la leyenda, cuando muere Evita, brindan con champagne. Y yo que tenía cinco años y nunca la había escuchado hablar de política, le pregunté: ¿mamá, vos eras peronista?”. Y mi mamá me miró, se encogió de hombros y me dijo “No Esthercita, yo era pobre”. Y ya desde muy chica supe que ser pobre y querer a Evita era más o menos lo mismo.

Cuando me ofrecieron el papel, éramos muchas actrices y todas soñábamos con el personaje. Pero bueno, yo de algún modo tenía la certeza de que lo iba a hacer. Creo que el guión de Jose Pablo Feinmmann es muy afortunado. Creo que con un guión tan sensible, era mucho más fácil actuar. Era Eva, el mito, pero también Eva, la figura histórica y una Eva muy humana. Eva, es justamente, un personaje muy querible porque es todas las mujeres en una. Ella encarnó como nadie las antinomias. Encarnó como nadie a los opuestos, y allí está su riqueza. Si Eva puede definirse de algún modo, yo diría que Eva es una mujer que cree. De ahí, el fervor y la pasión con la que habla en sus discursos. Es tan genuina porque está creyendo cada palabra de lo que está diciendo.

El primer día de filmación fue, justamente, uno de los discursos. Y yo no tenía ni la menor idea de cómo iba a ser esa voz mía para encarnar a Eva Perón diciendo los discursos. Y estábamos en el edificio donde había estado durante dos años el cadáver de Eva Perón y me mostraron el lugar y estaba lleno de vela. Yo soy agnóstica, pero ellos se arrodillaron y rezaron hasta que me llamaron para hacer la primera toma de la película. Y recuerdo que empecé a hablar y pude ver a lo lejos a estos hombres que habían estado rezando allí, y empezaron a llorar. Fueron esas lágrimas las que me condujeron hacia el personaje.

Creo que tenemos una deuda con Eva las actrices que la encarnamos. Cualquier contacto con la figura de Eva conmueve muchísimo. Y tuve la suerte de ligármelo yo. De ligarme todo ese amor de prestado.

 

Cristina Banegas

 

Dirigió e interpretó la obra unipersonal Eva Perón en la hoguera, basada en un poema homónimo de 1972 de Leónidas Lamborghini.

Yo hice durante mucho tiempo un poema de Leónidas Lamborghini “Eva Perón en la hoguera” en donde él hace un trabajo de reconstrucción donde toma frases y fragmento de La razón de mi vida y los va sesgando, no hay ni una sola frase que se termina y es un discurso entre un balbuceo y una pasión que no encuentra las palabras. Cuando fue el aniversario de los 100 años fuimos a Los Toldos con un montón de artistas y estuve recitando fragmentos por los lugares del pueblo donde iba Eva, el colegio, la iglesia, su casa, y conocí objetos y fotos que no había visto nunca y eso me conmovió mucho. Fue un gran honor enunciar ese poema tan revolucionario como el discurso de Eva.

La presencia de Eva está fundamentalmente en el feminismo, en los feminismos. Ella fue una pionera del lugar de los derechos de la mujer, además del derecho al voto y no solo eso, digo de los derechos de los trabajadores, de los obreros, de los humildes, de los desposeídos. Esa fue su gran tarea, su gran obra, su gran acción. En ella hay algo tan infrecuente como en las santas, en el sentido de que es una santa política y con un pensamiento político extraordinario. Esa generosidad, esa pasión creo que es única en nuestra historia y tal vez en la historia del mundo.

Yo describiría a Eva como una mujer revolucionaria fundamentalmente, de un pensamiento revolucionario, de un coraje, de una lealtad absolutamente fuera de serie.

 

Nacha Guevara

 

Encarnó en numerosas oportunidades a Eva Perón. Su obra más recordada es EVA, El gran musical argentino, estrenado por primera vez en 1986.

Yo nací y me crié con Eva en el poder. A mí nadie tuvo que decirme que las mujeres eran poderosas. Yo lo vi, lo viví, y lo aprendí. Y no fue a través de palabras ni de slogans políticos sino a través de los gestos y el ejemplo de esa mujer luchadora y sensible, rara combinación que casi nunca llega al poder. Años más tarde comprendí, que lo que para mí fue natural era un hecho extraordinario. Las niñas de esa época no sabíamos que eso nunca había sucedido antes. Y entonces sentí que le debía algo a Eva y dediqué varios años de mi vida, a conocerla, a respetarla y a representarla.

Todo lo que hemos conseguido se lo debemos a esas mujeres que fueron pavimentando el camino de la igualdad que hoy nosotras seguimos recorriendo. Desde Hatshepsut en Egipto, hasta las primeras sufragistas de Inglaterra desde cada escenario de la vida las mujeres han salido a la calle a reclamar sus derechos hasta conseguir el primer voto, la primera diputada, la primera senadora, la primera presidente. Pero todavía falta más, mucho más, todavía dentro de nosotros, hombres y mujeres existe un resabio cultural que resiste el poder de la mujer.

Pero seguimos caminando Eva, linda muchacha pajuerana que al llegar desde tu pueblo a Buenos Aires el 3 de enero de 1935 no sabías que al atreverte a vivir tu vida con pasión y valentía cambiarías para siempre el destino de miles de mujeres argentinas.

 

Elena Roger

 

Interpretó a Eva Perón en la ópera musical Evita (2006), de Andrew Lloyd Webber y Time Rice. En 2012, el musical se reestrenó en Broadway

En el momento en que yo interpreté a Evita era una historia escrita por dos ingleses, a fines de los ’70 cuando todavía no habían salido demasiadas biografías de Eva, en realidad había una sola que se llamaba “La mujer del látigo” y no la trataba muy bien a la figura de Eva. Entonces cuando me encontré con ese libreto me pregunté qué hacer, cómo interpretar a esta Eva que era la habían pintado como una figura de un solo color, de un despotismo, de mucha altanería y odio y muy negativa su imagen. Intenté humanizarla lo más posible y me sentí con una gran responsabilidad. De alguna manera, más que interpretarla a ella era poder transmitir, a los ingleses que estaban haciendo la producción de la ópera rock, la mayor cantidad de información posible acerca de la cultura argentina, de cómo éramos y de lo que yo entendía que había pasado en ese momento.

Leí muchas biografías, muchas opiniones encontradas acerca de lo sucedido, muchas historias contadas de distinta manera, con distintos puntos de vista y me enseñó de todas esas cosas, de lo que es la historia, que la historia es según quien la cuenta y de que no todo es blanco o negro. Eso me dejó interpretar este personaje tan cercano a nosotros, tan cercano a mí, de alguna manera, por ser parte de este país, haber nacido acá, tener una familia bastante peronista del lado paterno y esa enseñanza fue la que me dejó. Es un personaje muy rico y también quiero destacar siempre lo difícil de ser mujer en esa época y de no encajar en la sociedad de ese estatus como habría que haber encajado para Evita y ella tuvo que luchar mucho para poder encajar en ese espacio y encajó a la fuerza y a los codazos. Creo que logró abrir la puerta de las luchas de muchas mujeres que estaban golpeando hacía muchos años.

 

Laura Novoa

 

Interpretó a Eva Perón en la película Ay, Juancito! (2004), de Héctor Olivera, y también participó en el episodio Mi mensaje, de la serie Lo que el tiempo nos dejó, dirigido por Adrian Caetano.

Representar a Evita significó, en principio, un placer enorme, un orgullo, un desafío, quizás todo eso junto. Esta profesión tiene muchos momentos, ha sido muy generosa conmigo, pero esto, en particular, fue realmente un regalo. Antes de interpretarla Eva Perón era un ícono histórico dentro del peronismo, una persona a la cual yo ya admiraba políticamente, por todo lo que había hecho o lo que significó ella para el peronismo, pero la veía con más distancia, quizás sólo más históricamente por lo que ella significó en nuestra historia argentina. Después de interpretarla y además tuve la suerte de poder interpretarla dos veces y, por lo tanto, la estudié un montón, siento una admiración mayor. Siempre digo que seas o no peronista, a partir de interpretarla, te haces peronista o por lo menos admirás la figura de lo que fue.

Hay dos imágenes que a mí me fueron muy reveladoras y me provocaron muchas ganas de hacerla y pude hacerla. Una tuvo que ver con el renunciamiento, que sólo escuchamos su voz pero no tenemos su imagen y yo pude hacer en Ay Juancito, en la película, la imagen de ese momento que siento que ella realmente debe haber estado quebrada, debe haber sido un momento muy difícil para ella, humano, de bajarse de la vicepresidencia y que se ve en el Cabildo abierto como seguía esa plaza pidiendo la fórmula y ella abrazándolo a Perón sin poder decir lo que siento que pasaba entre ellos y con ella políticamente. Además toda la imagen del arnés de ella cuando asume Perón y ella allí siguiendo con esos pocos kilos y ya casi consumida por el cáncer, igual poniéndole el cuerpo a la asunción de Perón, me parece que es un momento histórico increíble. Pude hacer también la muerte, con esto del libro de mi mensaje, seguir con los ideales hasta último momento. Quizás ahora, viéndolo tan a la distancia, cuando ya la muerte de los ideales y de esa clase de ideales que eran tan puros en un punto, se creía tanto que podíamos cambiar el mundo y que podíamos pelear por un mundo mejor, siento que ella lo intentó hasta su último momento.

 

cultura.gob.ar

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