Un rincón comodorense convertido en refugio y espacio de contención social
De manera silenciosa, la Escuela de Liderazgo Intensivo Ministerial (ELIM) trabaja en la ciudad desde hace cinco años, reafirmando su objetivo de formar nuevos líderes en la predicación del Evangelio de Jesucristo pero, además, se ha convertido en un espacio de contención para jóvenes y adultos en situación de calle de la ciudad, brindándoles no solo comida y un lugar para vivir, sino que amplía su “abrigo social” con educación, talleres de arte y oficio y un acompañamiento permanente a quienes se convierten en parte de la familia misionera.
El predio y las instalaciones recuperadas se erige sobre un loteo que ELIM posee en comodato en el barrio Industrial -en la calle Eloy Cánova al 100-, en el espacio donde funcionó el horno pirolítico de la ciudad y sobre el que se trabaja denodadamente para poder acceder a nuevos tiempos de uso, lo que permitirá continuar con las refacciones que han modificado totalmente un lugar abandonado.
A pesar de esa falta de documentación que permita continuar aportando esfuerzo en un espacio que de hecho cubre falencias oficiales -en cuanto a lugares de contención-, el pastor José Luis Celan y María Ángela Pedernera no ahorran trabajo en acondicionar instalaciones o en cocinar diariamente para 12 personas que se refugian en la sede y seguir buscando camas, calefactores -que no tienen-, ampliación de un sector sanitario y hasta la puesta en funciones de una radio, FM Oasis, la que hoy tiene emisión online desde un estudio totalmente acondicionado por ellos mismos.
El predio del refugio -en un terreno municipal y con una derruida y abandonada infraestructura que pertenece a provincia- se ha ordenado para ofrecer talleres de carpintería y de herrería industrial, se espera poder concretar una huerta -para producir y cosechar parte de su alimento diario-, mientras se fue recuperando el edificio, reparando sectores que fueron destruidos por el fuego, construyendo dormitorios, sector de aulas y hasta un espacio de reunión comunitaria donde los “hombres de la calle”, encuentran un ámbito familiar de pertenencia.
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Las necesidades del refugio son muchas, desde el alimento cotidiano hasta cuchetas, utensilios de cocina, un par de calefactores que permitan paliar de mejor manera las crudas temperaturas estacionales, ropas personales y de cama o un acompañamiento solidario; una mano que se apriete y brinde confianza o un abrazo protector que ofrezca contención humana.
Si bien la concejal Alejandra Robledo se ha transformado en una “madrina” del emprendimiento -desde antes que se convirtiera en funcionaria legislativa- tanto María Ángela como el pastor Celan ponen a disposición sus teléfonos -297-4435217 o 297-6213007- para recibir la solidaridad comodorense que siempre se hace presente cuando el esfuerzo silencioso se brinda sin pedir nada a cambio.
