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Cinco libros del mexicano Carlos Fuentes

Uno de los escritores más importantes de la historia literaria castellana y de aquello que se conoció como el Boom latinoamericano. En esta nota, repasamos parte de su vida y obra, y compartimos algunos de sus mejores libros.
martes 23 de noviembre de 2021
Cinco libros del mexicano Carlos Fuentes

Mediante una fuerte exploración de la historia y la identidad mexicanas, e innovando con formas experimentales y recursos vanguardistas, Carlos Fuertes se hizo un lugar entre los escritores más destacados de aquello que se conoció como el Boom latinoamericano literario, junto a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Julio Cortázar y autoras como Elena Garro, Clarice Lispector, María Luisa Bombal y Rosario Castellanos.

De padres mexicanos, Carlos Fuentes Macías nació en Panamá, el 11 de noviembre de 1928. Sin embargo, como su padre era diplomático, tuvo la oportunidad de vivir en distintas ciudades del mundo y en medio de un intenso ambiente intelectual. Vivió en Santiago de Chile​ y Buenos Aires, donde recibió la influencia de notables personalidades culturales. A los 16 años llegó a México, para comenzar el bachillerato y allí forjó toda su carrera literaria y su propia identidad. Si bien estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, la literatura fue su pasión y tesoro.

Influenciado por autores como James Joyce y William Faulkner, utilizó muchas de sus estrategias literarias -pluralidad de puntos de vista, fragmentación cronológica, elipsis, monólogo interior-, para crear una obra que, a su vez, calara en los más hondo de la mexicanidad. Y se dio a conocer como escritor, a los veintiséis años de edad. Los días enmascarados (1954) fue su primer libro de cuentos, que contó con una buena recepción por parte de la crítica y el público. En estos cuentos, hay quienes dicen que ya se advertían muchas de sus preocupaciones que también abordaría en muchos de sus otros libros.

Al respecto, los biógrafos Tomás Fernández y Elena Tamaro comentaron: “En lo temático, la narrativa de Carlos Fuentes es fundamentalmente una indagación sobre la historia y la identidad mexicana. Su examen del México reciente se centró en las ruinosas consecuencias sociales y morales de la traicionada Revolución de 1910, con especial énfasis en la crítica a la burguesía; su búsqueda de lo mexicano se sumergió en el inconsciente personal y colectivo y lo llevaría, retrocediendo aún más en la historia, al intrincado mundo del mestizaje cultural iniciado con la conquista española”.

Y agregaron: “Su éxito se inició con dos novelas temáticamente complementarias que trazaban el crítico balance de cincuenta años de “revolución” mexicana: La región más transparente (1958), cuyo emplazamiento urbano supuso un cambio de orientación dentro de una novela que, como la mexicana de los cincuenta, era eminentemente realista y rural; y La muerte de Artemio Cruz (1962), brillante prospección de la vida de un antiguo revolucionario y ahora poderoso prohombre en su agonía. Ambas obras manejan una panoplia de técnicas de corte experimental (simultaneísmo, fragmentación, monólogo interior) como vehículo para captar y reflejar una visión compleja del mundo”.

Sus novelas y cuentos le otorgaron a Fuentes un lugar central, durante los años sesenta, dentro del llamado Boom de la literatura latinoamericana. Un lugar que compartió junto con otros grandes de las letras hispanoamericanas, como el colombiano Gabriel García Márquez, los argentinos Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa o los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti. Fuentes, además, ejerció la docencia como profesor de literatura en diversas universidades mexicanas y extranjeras, y fue también, como su padre, diplomático. No sólo escribió cuentos y novelas, sino también teatro, ensayos, guiones cinematográficos. Algunos de sus textos críticos se recopilaron en La nueva novela hispanoamericana (1969) y otro dedicado a Miguel de Cervantes, Cervantes o la crítica de la lectura (1976). En aquella misma década, colaboró también en distintas publicaciones literarias y fundó, junto con Emmanuel Carballo, la Revista Mexicana de Literatura.

Hay quienes dicen que su narrativa experimental, con el tiempo, fue menguando. Y esto mismo se hizo notable en algunos de sus libros como Diana o la cazadora solitaria (1994), inspirada en su relación con la actriz Jean Seberg. Sin embargo, siempre mantuvo calidad y compromiso. Así llegaron también Constancia y otras novelas para vírgenes (1990), El naranjo o los círculos del tiempo (1993) y La frontera de cristal (1995), entre otros. En 1987 fue galardonado con el Premio Cervantes; en 1994, con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, y, en 2008, recibió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, entre tantas otras distinciones y varios doctorados honoris causa en importantes instituciones educativas del mundo, como Harvard y Cambridge.

El 15 de mayo de 2012, a sus 83 años de edad, murió en la Ciudad de México debido a una úlcera gástrica. Luego de la cremación, las cenizas se depositaron en el Cementerio de Montparnasse, en París, donde descansan los restos de sus hijos que tuvo con la periodista Sylvia Lemus (Carlos y Natasha), quienes murieron en circunstancias poco claras, a los 25 y 31 años de edad respectivamente. Cecilia Fuentes Macedo, autora de la biografía Mujer en papel, es su única hija viva, fruto del matrimonio con la actriz y productora Rita Macedo.

A continuación, compartimos cinco de sus libros más notables:

 

La región más transparente

Considerada la fundadora del Boom latinoamericano, esta primera novela de Carlos Fuentes fue la que le abrió todas las puertas posibles. Inventario de la sociedad mexicana, es también una suerte de versión vanguardista de la comedia humana, en la que, a través de un curioso mapa de linajes, se representan mundos y submundos entrelazados. La ciudad de México emerge en su moderna complejidad, y la escritura nos proporciona una cartografía de la red social que este mundo teje. (Ed. Debolsillo).

 

La muerte de Artemio Cruz

En su lecho de muerte, durante su último mediodía, el anciano y enfermo Artemio Cruz recuerda que no siempre fue ese triste saco de huesos y fermentos corporales; alguna vez fue joven, osado, vigoroso. Y tuvo ideales, sueños, fe. Para defender todo eso, incluso combatió en una revolución. Más la rapiña, la codicia y la corrupción extinguieron su fuego y aniquilaron su esperanza. Tal vez por ello perdió a la única mujer que de verdad lo amó. Una reflexión sobre el México surgido de la Revolución Mexicana, pero también de cuestiones tan universales y permanentes como la soledad, el poder o el desamor. (Ed. Debolsillo)

 

Aura

Un jardín maléfico circunda una casona en la que el tiempo salta, abrupto, desde la ordenada linealidad de los relojes para lanzarse a la ferocidad del desconcierto. Habitan en este enclave elementos como el laberinto, el doble, la espectral línea entre la vida y la muerte que, al difuminarse, hace brotar lo ominoso y genera un Aura poblada por sombras ambiguas y silencios enmohecidos. Los collages de Alejandra Acosta intensifican los contrastes, resaltan la decadencia del esplendor victoriano, le dan forma tangible a ese espejismo en forma de oasis que nos adentra en sus arenas movedizas. (Libros del Zorro Rojo)

 

El naranjo

En este libro, Carlos Fuentes juega con diversos mitos –el conquistador conquistado, la atemporalidad de la historia– y recorre las obsesiones típicas de su literatura. El árbol del naranjo, así, no sólo es el hilo conductor de los cinco relatos o novelas breves que conforman este volumen, sino una síntesis de la obra de Fuentes y, al mismo tiempo, el libro con el que se cierra el ciclo narrativo que él ha llamado “La edad del tiempo”. El propio Fuentes dijo de su libro: “En El naranjo se reúnen mis más inmediatos placeres sensuales –miro, toco, pelo, muerdo, trago– pero también la sensación más antigua: mi madre, las nodrizas, las tetas, la esfera, el mundo, el huevo...”.

 

La gran novela latinoamericana

Este ensayo propone un recorrido por la evolución de la novela en Latinoamérica, desde el descubrimiento del continente hasta nuestros días. Quienes emprendan esta ruta hallarán en ella a las grandes figuras de la novela latinoamericana y sus temas constantes: la naturaleza salvaje, los conflictos sociales, el dictador y la barbarie, la épica del desencanto, el mundo mágico de mito y lenguaje, pero sobre todo su vocación de canibalizar y carnavalizar la historia, convirtiendo el dolor en fiesta, creando formas literarias y artísticas entrometidas unas en las otras, como lo son las de Borges, Neruda y Cortázar, sin respeto de reglas o géneros. Literatura de textos prestados, permutados, mímicos, payasos. Textos en blanco, asombrados entre el desafío del espacio de una página, lenguaje que habla del lenguaje, de Sor Juana y de Sandoval y Zapata, a José Gorostiza y a José Lezama Lima

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