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Robert, artista queer no binario

(Por Gisel Hernández) El artista Roberto Vera se define como queer, fue quien convocó a la primera Marcha del Orgullo en Comodoro Rivadavia y recientemente se convirtió en la primera persona en obtener el DNI no binario.
martes 23 de noviembre de 2021
Robert, artista queer no binario

Es conocido en el ambiente artístico como Robert, tiene 32 años y el 21 de octubre recibió su documento en donde en la categoría sexo figura una “X”, señalando que no se identifica como femenino ni masculino. Esta opción le permite el Estado Argentino desde julio de 2021, cuando entró en vigencia el decreto N° 476 en el marco de la Ley de Identidad de Género. Se trata del segundo DNI no binario que se entregó en la provincia de Chubut, y el primero comodorense, aunque hay al menos tres más en trámite en la ciudad.

 

Consecuencias del DNI

“Toda la gente de la diversidad me felicitó y se puso contento por mí, y yo estoy re contento igual. Pero tenés que pensar igual en las repercusiones que trae haberlo hecho, porque no toda la gente tiene la mentalidad abierta o no tiene la información suficiente” reflexiona al respecto de su nuevo documento.

Menciona que le preocupa la discriminación al momento de buscar trabajo y también el problema de ingresar a otros países. En esta línea expresa que: “tomé esta iniciativa pero a la vez trae un montón de repercusiones en lo social, si yo planto bandera y digo ‘yo soy no binario’ hay un montón de gente que no lo va a entender o ni siquiera sabe que existe esto, y me van a poner un montón de condiciones. Al asumirse viene el condicionamiento más fuerte, yo lo siento así, la carga viene más pesada porque en todos lados tenés que aclarar por qué la X. Si querés entrar a un país y no tenés M o F no podes entrar, hay países que son súper homofóbicos. Entonces asumir la sexualidad en la documentación, si bien es una lucha ganada para los que no encajamos en ninguno de los dos géneros, trae un montón de otras repercusiones”.

 

Identidad

Robert recuerda que si bien se asumió como homosexual, sentía que no encaja en ningún género; “muchas veces tuve atracción hacia mujeres también, entonces no era solo gay. Nunca me logré sentir cómodo con ninguna etiqueta”. Un momento de inflexión fue cuando participó de un evento en el Día del Orgullo LGBT+; “Cuando viajé a El Bolsón a la Marcha del Orgullo me crucé a Susy Shock, que es una referente nacional y latinoamericana, una mujer trans súper reconocida, y ella me dice: Robert vos sos una persona queer”. Cuando volvió a Comodoro Rivadavia después de ese encuentro, comenzó a organizar lo que fue la primera marcha del orgullo en esta ciudad.

Al respecto de su identidad reflexiona: “Si bien buscás las etiquetas para identificar lo que sos, después de eso viene una nueva búsqueda. Ahí pude percibir que el género es algo súper dinámico. No es que sos esto y aquello. Sino que soy esto, aquello, pero soy mucho más. Entonces la palabra queer fue en ese momento lo que más me identificó” y agrega que la identidad no binaria “Es ponerle una etiqueta más a lo que sos, pero dentro de ese ‘no-binario’ existen un montón de otras realidades dentro de uno. No es tan simple”.

 

No binario

“Desde chico, como todas las personas, sufrí la estigmatización de género. Esto es de hombre y esto de mujer. Esto rosado, esto celeste. Y a medida que fui creciendo me tuve que deconstruir de todo eso porque en un momento me sentía mal, culpable, porque no me encasillaba” recuerda el artista sobre su niñez.

Asimismo relata que “siempre fui muy femenino pero tuve épocas de ser más masculino. Es algo dinámico en mí que voy adoptando inclusive en lo artístico, pero en ningún momento me identificaba totalmente con ser un hombre masculino ni tampoco muy femenino. Esta ambigüedad que pude percibir en mí fue lo que me llevó a decir que soy una persona no binaria”.

Si bien la ley de Identidad de Género permite el cambio de nombre, Robert explicó que en su caso lo mantuvo; “Yo me reconozco como Roberto, no tengo un conflicto con eso” aclaró.

Sobre las expectativas de los demás indica que “la gente busca explicaciones de lo que sos” y sostiene que “todas las personas tenemos esa ambigüedad de tener la esencia masculina y femenina, la sociedad no lo quiere reconocer y hay gente que no lo trabaja. Hay algunos que dicen bueno soy macho y me quedo con esto, e indirectamente seguís reproduciendo un patrón que viene de hace un montón de tiempo; y no somos solamente eso”.

 

Aportar al cambio

Con respecto al acto político del cambio de sexo en la documentación, Robert afirma que “el solo hecho de tomar el impulso de hacerlo le abre el abanico a un montón de otras personas que también sienten esto, que se sienten condicionadas por el género, que es algo que nos ata a todo un patrón de conducta de comportamiento y de consumismo, incluso”.

Con lo cual expresa que “es importante para las nuevas generaciones, hay un montón de niños que les gustan las cosas femeninas y siempre entran en conflicto porque siempre hay algún familiar que les dicen que esas cosas son de ‘puto’ o a las chicas que no sean ‘marimacha’. Esas estructuras están caducas para el tiempo de hoy y si uno no aporta algo no hay cambio”. Asimismo señala que “hay un montón de gente que se considera no binaria y están tratando de derribar esta dualidad con respecto al género y todo lo que esto conlleva”.

 

Capacitación al personal

“Me dieron millones de vueltas” recuerda Robert sobre el trámite del documento, ya que al principio lo mandaban de un lado a otro, aparentemente porque el personal de los registros civiles no tenía mucha información.

Para solicitar la modificación hay que mandar a pedir una copia de la partida de nacimiento y una rectificación, a partir de ahí se realiza el DNI por los canales habituales. En total entre todos los trámites se paga entre 2.000 y 3.000 pesos.

Su experiencia con los organismos estatales fue dentro de todo buena, incluso se mantuvo en contacto telefónico con dos mujeres que respondieron todas sus consultas.

De todos modos, señala que: “hay personas en el registro civil que no son tan accesibles, va una mujer trans y la tratan de ‘muchacho’, tampoco hay un seguimiento o acompañamiento a las personas que están haciendo los trámites”. En este sentido plantea que en el lugar tendría que haber personas de algún organismo de género o diversidad “para ayudar a las personas que hacen estos trámites, que son re delicados y que a veces comprometen a la emocionalidad y los sentimientos de esas personas. Las instituciones que tienen que darte apoyo muchas veces te juzgan, tendrían que tener gente abierta de mente, informada y profesional”.

 

Ciudad hostil

Con respecto a las violencias que se ejercen sobre el colectivo, Robert menciona que Comodoro “es una ciudad bastante hostil”, principalmente en ámbitos laborales e institucionales.

“Estamos en una ciudad petrolera que es machista y violenta. Violenta con las mujeres, los niños, los ancianos, las diversidades; siempre el que comanda es el macho. Esa realidad yo la viví desde siempre porque me crié en los barrios” cuenta y agrega que: “uno es factor de cambio, si alguien te agrede por lo que sos, podés reaccionar violentamente o podés reaccionar educadamente y abrirles un poco la cabeza”.

En esta línea, considera que “es una ciudad dura pero pienso que al ser tan así, existe el otro polo también y eso es positivo” mencionando que hay organizaciones, cupo laboral trans y personas que se han autoconvocado para organizar la marcha del orgullo, entre otras acciones que de poco van generando cambios en pos de una sociedad más inclusiva.

 

“El arte es el lugar donde puedo ser libre”

Desde su faceta artística Robert ha podido expresarse con mayor libertad y afirma que la ambigüedad del género “En lo artístico lo podés hacer más presente porque es un lugar de libre albedrío. Cuando te presentas ante los demás con un vestuario y maquillaje das una imagen mucho más palpable de hacia donde va esa mixtura”.

De chico le gustaba la danza, la costura y el maquillaje, disciplinas asociadas a lo femenino y que le valieron comentarios despectivos en el pasado. Empezó a bailar a los 13 años, participó de ballets de colectividades extranjeras, grupos de danzas, realiza arte circense y malabares, asistió a convenciones de circo y encuentros de murgas en diferentes lugares del país. Por otro lado, dentro de las artes plásticas también ha realizado muralismo.

“En esos lugares me siento cómodo porque puedo ser yo mismo y siento que ahí es donde puedo plasmar lo que soy. El arte para mi es el lugar donde puedo ser libre en mi sexualidad; en lo que pinto, lo que bailo y lo que expreso en los movimientos de mi cuerpo” expresó.

Comentó que la pandemia lo dejó varado en Comodoro, anteriormente se encontraba cursando sus estudios en Rio Negro donde realiza el profesorado en danza contemporánea en el Instituto Patagónico de las Artes (IUPA). En esa misma institución hizo un año de arte dramático: “Fue mi entrada al teatro. Siempre tuve pánico escénico, me costaba hablar en público, proyectar la voz, y creo que el teatro me dio herramientas para poder expresarme mejor”.

Parte de su carrera fue autodidacta pero reconoce que es importante también el estudio para dar contexto a su arte; “sabes que hay gente que lo estudió, lo trabajó, lo investigó, lo pudo plasmar y vos lo podés absorber mediante el estudio. Para mi estudiar danza y teatro fue una herramienta para poder afianzarme mucho más en lo artístico” asegura.

Actualmente trabaja en un nuevo proyecto del que cuenta: “Estoy armando un número de murga, es una fantasía de carnaval. Quiero tomar ciertas partes del carnaval desde el sur hasta el norte y hacer una geografía; cómo se percibe el carnaval en diferentes partes de Latinoamérica. Eso lo venia trabajando cuando estaba en Río Negro, ahora quiero tomar una parte de esa investigación para hacer un número y mostrarlo. En eso estoy enfocando ahora”.

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