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Alertan sobre el crecimiento del bullying y Ciberbullying

Conclusiones de un documento elaborado por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)
domingo 14 de abril de 2024
Alertan sobre el crecimiento del bullying y Ciberbullying

La Sociedad Argentina de Pediatría emitió un documento sobre bullying (acoso escolar) y ciberbullying (hostigamiento cibernético) en el que destaca que son situaciones que requieren de la intervención de las personas adultas, especialmente de los cuidadores de los niños, niñas y adolescentes (NNA) involucrados, los docentes, los equipos de orientación escolar o de los gabinetes psicopedagógicos y el personal directivo de la institución educativa.

El trabajo, que contó también con el apoyo institucional de La Defensoría de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (La Defe), refiere que ‘El bullying y el ciberbullying comprenden situaciones violentas entre pares que pueden consistir, entre otros, en conductas de hostigamiento, agresiones, intimidaciones, situaciones de burlas o indiferencia, ya sea en el ámbito escolar o en los entornos digitales’.

Incluyen a quien es agredido y a quien o quienes agreden y a los otros pares que son testigos como observadores o alentadores -aun sin proponérselo- de esas situaciones de violencia. También incluye a los adultos responsables del lugar donde ocurren y a los padres o cuidadores de todos los NNA involucrados.

“Los adultos tenemos la responsabilidad de no admitir ni avalar ningún tipo de situación violenta; mientras que los pediatras podemos colaborar en la detección del bullying y acompañar y asesorar a las familias para la articulación de acciones con la escuela. En los casos más severos, donde se detecte riesgo para sí o gran afectación emocional o sintomática, se debe considerar la derivación con profesionales de salud mental. No es adecuado pedirle a los NNA que sufren bullying que enfrenten la situación, devuelvan la agresión o la minimicen”, afirmó el Dr. Juan Pablo Mouesca, médico pediatra y psiquiatra infanto-juvenil, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

‘Tratar la problemática de violencia entre pares en la escuela o en los entornos digitales como situaciones aisladas entre niños y adolescentes implica una mirada reducida, que no tiene en cuenta en profundidad los alcances de la violencia ejercida hacia la infancia y ni los componentes que conducen a estos emergentes’, grafica el documento.

Según las últimas estadísticas mundiales de bullying publicadas por la ONG Bullying Sin Fronteras, en el mes de abril de 2023, los casos de bullying en todo el planeta continúan en aumento, donde 7 de cada 10 niños sufren todos los días algún tipo de acoso y ciberacoso. Argentina, ocupa el quinto lugar entre los países del mundo con mayor cantidad de casos de bullying y ciberbullying, con un reporte anual de 50.250 casos.

En las Prueba Aprender 2021, respecto de las situaciones de violencia experimentadas en las escuelas por los estudiantes de 6to grado del nivel primario, se registra que el 42,9% manifiesta que algunas o muchas veces otros estudiantes dijeron mentiras sobre ella o él; 36% identifica que otros estudiantes la o lo insultaron; 32,5% señala que otros compañeros se burlaron; 29,5% informa que les dejaron de lado a propósito; 23,6% afirma que otros estudiantes le quitaron sus cosas o las rompieron; 22,6% señala que otros estudiantes pidieron a compañeras o compañeros que no se junten con ella o él. Incluso, 16,1% de los estudiantes afirma que algunas o muchas veces otros estudiantes lo agredieron físicamente y 12,6% señala que muchas o algunas veces, otros estudiantes lo amenazaron o insultaron a través de las redes sociales.

En la encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 (Sexta ronda) de Unicef se observa que el 19% de los hogares conoce casos de bullying y/o acoso en las instituciones escolares. El 13% de los hogares informa que al menos uno de sus hijos o hijas fue objeto de bullying o acoso en la escuela. La encuesta relevó, además, en junio 2022, un aumento de la exposición de los adolescentes de 13 a 17 años a situaciones de discriminación o maltrato, ciberbullying, situaciones de violencia o pornografía en las redes.

“Es importante reconocer que cualquier situación de violencia entre pares, se trate o no de bullying, requiere la intervención de los adultos para colaborar en su resolución; la detección y el tratamiento oportunos de estas situaciones nos brindan la oportunidad de enseñar nuevas formas de vincularse entre pares con respeto y empatía. Las niñas, niños y adolescentes que crecen en el marco de patrones de violencia pueden llegar a reproducir esos maltratos con sus pares, tanto en el ámbito escolar como en las redes”, sostuvo la Dra. Silvina Pedrouzo, médica pediatra especialista en Uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs)en niños, niñas y adolescentes, Presidente de la Subcomisión de la SAP enfocada en esta disciplina.

Paralelamente, en los entornos de la virtualidad, las infancias y adolescencias encuentran espacios donde pueden expresarse, vincularse, crear su identidad y ocupar grupos de pertenencia, generalmente lejos de la mirada del adulto. En estos espacios, el maltrato también puede encontrar su lugar de expresión y convertirse en entornos de reproducción de agresiones y otras situaciones de violencia entre pares.

“Llamamos ciberbullying a estas formas de agresiones sostenidas, reiteradas de manera sistemática e intencional hacia un niño o niña o adolescente, por parte de uno o más pares en los entornos digitales”, consignó la Dra. Pedrouzo.

‘En los casos de ciberbullying, los NNA por lo general están en permanente contacto con los dispositivos electrónicos para mantenerse al día sobre las publicaciones que hacen sobre ellos en las redes sociales y otros medios. Es habitual que se aíslen para visualizar los mensajes’, refiere el documento de la SAP.

‘Tanto el bullying como el ciberbullying producen estrés crónico, suelen asociarse al secreto y al sentimiento de impotencia para resolver la situación. Los adultos cuidadores no suelen enterarse del padecimiento y el maltrato sufrido por las víctimas’, describe el documento.

Este tipo de situaciones también traen aparejadas consecuencias para el agresor, que frecuentemente puede presentar dificultades en la vincularidad, trastornos del control de los impulsos, falta de empatía, conductas antisociales o delictivas, dificultades de aprendizaje y fracaso escolar. Paralelamente, los testigos observadores aprenden a naturalizar las situaciones de violencia, adoptar conductas imitativas agresivas e incorporar estrategias de sumisión para evitar ser vulnerados. El miedo a ser ellos quienes sufran bullying puede generar cambios en su conducta habitual. Es necesario la intervención con todos los involucrados: los NNA que ejercen violencia, los que la padecen, los que están expuestos y participan de manera pasiva o activa, los docentes, los otros referentes escolares, los padres y cuidadores de los NNA, entre otros. Para lograr cambios persistentes en la convivencia escolar se requiere una intervención integral, señaló el trabajo de la SAP.

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