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Fiscal del juicio a las juntas militares responsables del último golpe de Estado en Argentina con la complicidad de civiles

El comodorense Julio César Strassera

domingo 24 de marzo de 2024
El comodorense Julio César Strassera

En el marco de la celebración del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, cabe recordar a Julio César Strassera, abogado y Fiscal del Juicio a las Juntas, proceso judicial llevado a cabo en el año 1985 a instancias de los decretos firmados por Raúl Alfonsín que, por primera vez, sentó en el banquillo de los acusados a los responsables militares de un golpe de Estado.

Quizás pocos saben dónde nació o el dato se pierde en la inmensidad del accionar propio del hombre que, denominado “un héroe sin bronce”, convertido en fiscal, cargó sobre sus hombros el juicio más importante de la historia argentina.

Julio César Strassera nació en Comodoro Rivadavia, un 18 de septiembre de 1933 y es recordado por haber estado a cargo de la fiscalía en el juicio en el cual resultaron condenados por violaciones de derechos humanos algunos integrantes de tres de las cuatro juntas militares que gobernaron la Argentina durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.

Más allá de su cuna comodorense, cabe recordar que junto al fiscal Strassera colaboró, como fiscal adjunto, Luis Moreno Ocampo, y que ambos utilizaron como base probatoria del juicio a los militares el informe “Nunca más” realizado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), creada por Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983 y presidida por el escritor Ernesto Sábato.

“Sin un mango”

Algunas anécdotas relatadas en el libro “Los hombres del juicio”, del periodista Pepe Eliaschev, demuestran la calidad de persona de Strassera y entre ellas, resaltan por ejemplo que tanto a Bernando Neustadt como a Víctor Hugo Morales, no les concedía entrevistas por “estrictas razones de buen gusto” o, según se recuerda en el libro, los momentos difíciles que transitó con la Iglesia al destacarse que “durante el juicio colaboraron todas las embajadas, menos una, la del Vaticano. Un día se entrevistó con el nuncio Pío Laghi que le apuntó con el dedo a su nariz y le dijo: “Tenga cuidado, Strassera, porque esto se le va a dar vuelta”.

Se recuerda también que en una sola oportunidad fue a ver a Alfonsín antes del juicio a los militares porque había recibido una insinuación de un funcionario respecto a que el gobierno propiciaba la confesión de los militares de sus delitos, a cambio de evitar las declaraciones testimoniales. Alfonsín le aclaró que de ninguna manera existían esas instrucciones, ni podrían haber partido de él y, sobre esa situación, Strassera recordó: “al despedirme me acompañó a la puerta y me dijo ‘Ah, quiero decirle una cosa doctor. Yo no tengo ninguna instrucción que darle, haga lo que usted quiera. Lo único que le pido es que no se vuelva loco’. Le digo: “Es tarde, presidente, ya me volví loco”.

Luego del Juicio, Julio César Strassera fue designado por Alfonsín como Embajador argentino para los Derechos Humanos en Ginebra; a pedido del entonces presidente Carlos Menem continuó en el cargo, hasta que renunció cuando éste dictó los indultos a los militares y cabecillas de las organizaciones terroristas, para regresar al país “sin un mango”. Fue entonces que el diputado radical por Santa Fe, Ángel D' Ambrosio lo contrató como asesor y así pudo sobrevivir unos años.

Poco conocen la vida ejemplar de Julio César Strassera, el hombre que nació en la ciudad de Comodoro Rivadavia, hijo de María Dolores Fuentes y de Manlio Strassera -quien se desempeñó como empleado de YPF en los yacimientos petroleros-; fueron testigos de su nacimiento los señores Francisco Forselledo y Erico Van Buren, según surge de los libros del Registro Civil de la provincia del Chubut.

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