sábado 11 de mayo de 2024
2.9ºc Comodoro Rivadavia

Las lecturas y las exploraciones tierra adentro: “El Complejo tehuelche” de F. Escalada

Por Alejandro Aguado / Texto y dibujo
miércoles 06 de septiembre de 2023
Las lecturas y las exploraciones tierra adentro: “El Complejo tehuelche” de F. Escalada

Federico Escalada, nacido en 1909, fue un médico bonaerense que se recibió en la Universidad Nacional de Buenos Aires. En 1941 se radicó en Alto Río Senguer, localidad del suroeste de Chubut que promediaba los 500 habitantes. No se sabe qué lo motivó a establecerse en un pueblito enclavado en la estepa, apartado de los centros urbanos medianos y grandes. En 1944 ingresó a Gendarmería Nacional con el grado de Comandante Principal Médico y en 1947 lo nombraron Director de Sanidad de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia (existió entre 1944 y 1955 y comprendía el sur de Chubut y norte de Santa Cruz). Fue una de las décadas de mayor desarrollo de la infraestructura de la región. En los años ’40 tehuelches y mapuches eran la población mayoritaria en el suroeste de Chubut. Escalada adoptó a varios como informantes clave. Solía atenderlos gratis en Alto Río Senguer o recorriendo los campos. Basándose en sus testimonios, lo que investigó y analizó de documentos publicados e inéditos, elaboró el libro “El Complejo Tehuelche”. Se editó en 1949 y revolucionó la etnología referida a Patagonia. Corrigió y profundizó lo que habían elaborado hasta entonces los científicos del área. Diagramó árboles genealógicos, amplió de dos a cuatro las parcialidades tehuelches, estudió sus tres lenguas, reconstruyó tramos de sus historias, entre otros aspectos. En textos posteriores planteó hipótesis respecto de la arqueología de Patagonia. Medio siglo después, estudios académicos arribaron a la misma conclusión. La información que aportó en su época resultó fundamental. Hoy los métodos y temas de investigación referidos a los pueblos originarios son otros.

Explorando el ámbito rural del suroeste de Chubut se me aparecía todo el tiempo. Resultaba peculiar que alguien que había fallecido en 1959, con 49 años, estuviera tan presente. Lo recordaban habitantes de pueblos y de estancias separadas cientos de kilómetros unas de otras. A muchos de los sitios no era fácil llegar porque se debían transitar grandes distancias por huellas precarias. Él ya había estado ahí. Los hijos de sus informantes y entrevistados, por entonces adultos mayores, residían en los mismos lugares que sus ancestros. Todos lo rememoraron. Muchos no sabían que había muerto.
Trudy Bohme, propietaria de la fonda-comercio Los Tamariscos, tenía un ejemplar fotocopiado del Complejo Tehuelche. Lo utilizaba para comparar la información que obtenía de pobladores indígenas de la zona con la del libro. Trudy detectó omisiones mínimas en los árboles genealógicos. Demetrio Broglia, vecino de la comunidad indígena del Lote 4 o El Pedrero, era descendiente de italianos y de la familia Tracaleo. Recordaba que Escalada entrevistó individuos de la comunidad. No le daba mayor trascendencia. Los hermanos Botello residían en Choiquenilahue. Eran descendientes del explorador Eduardo Botello y Teresa Manikeke, hija del cacique del mismo apellido. Le reprochaban que se había llevado un texto inédito escrito por su abuelo, en el que rememoraba sus experiencias como explorador. Descendientes del científico y explorador Julio Koslowsky afirmaban algo similar. En ese caso pude verificar que era cierto porque Escalada incluyó extractos del texto inédito en El Complejo Tehuelche. Un panorama semejante se planteaba en Río Mayo respecto de un poblador que integró la policía Fronteriza y después se desempeñó como blibliotecario. En la comunidad indígena de El Chalía, el tehuelche Andrés Cuyapel me preguntó si sabía qué era de la vida de Escalada. Cuando le respondí que había muerto hace 50 años, lo tomó con pesar. El cacique Luis Quilchamal recordaba que en el valle del Chalía había desenterrado tumbas de caídos durante un enfrentamiento entre indígenas. Al combate, sucedido hacía más de un siglo, me lo narró con lujo de detalles. En la localidad de Alto Río Senguer, una hija del recordado aviador Casimiro Slápelis, lo rememoraba como alguien muy culto y buen guitarrista que, junto a otros vecinos, promovían actividades culturales y recreativas. Esos son sólo algunos ejemplos. La mayoría no había leído el libro. Todos los citados fallecieron.

Sin proponérmelo seguí sus pasos, transité los mismos lugares que visitó hacía medio siglo. Conocer su libro me ayudó a comprender la importancia de los testimonios que iba obteniendo. En las palabras y linajes de los entrevistados se resumían centenares de años de historia. Escalada siempre afirmó que basó su libro en la información aportada por Agustina Quilchamal. En terreno pude comprobar que gran parte del contenido lo construyó basándose en testimonios de muchos informantes. Escuché de fuente directa lo mismo que Escalada. La historia que registró seguía viva en la tradición oral. Aunque en muchos casos se trataban de sitios que se supondría aislados del mundo exterior, la comunicación entre los pobladores era fluida. Por ejemplo, cuando arribé a un casco de estancia situado en una sierra, me sorprendieron al reprocharme: “Por fin viniste. Te esperábamos desde hace rato”. No los conocía, pero circulaba la noticia de alguien que estaba investigando el pasado de la zona y esperaban transmitirme sus experiencias y recuerdos.

Escalada hoy es un personaje ilustre y desconocido. Por el contenido de su obra resulta una figura clave de la bibliografía patagónica. La gran mayoría no sabe nada acerca de él y su trabajo. Entre lectores, escritores, investigadores y coleccionistas existe un canon que valoriza los principales libros referidos a la región. El Complejo Tehuelche se cuenta en el listado. Como nunca se reeditó, los ejemplares existentes son muy buscados.

Pese al medio siglo de ausencia de su autor, pudimos entablar un diálogo a través de los textos, el trato con las personas involucradas y de explorar el mismo territorio. Pese a la ausencia física de los protagonistas, tierra adentro la historia seguía viva. Incluso, mimetizado con el pasado, contenía a quien la investigó.

Te puede interesar
Últimas noticias