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Dugo, en la costa y con amigos

Con más de 15 años en la movida, después de haber creado Microphone Check, una de las competencias de freestyle más importantes del país, haber inaugurado su propio estudio de grabación, tener varios discos en su haber y montones de fechas organizadas, Dougy es uno de los agitadores culturales más prolíficos de Comodoro. Este año estrenó el que considera su primer disco solista de larga duración: Dugo en la costa.
lunes 25 de octubre de 2021
Dugo, en la costa y con amigos

(Por Juan Facundo Díaz). En un principio por casualidad y luego por insistencia, las puertas de la escena de Comodoro Rivadavia se fueron abriendo para Dougy. Cuando todavía no vivía en la ciudad, durante un fin de semana de vacaciones allá por 2007, caminaba por el centro y hablando con un amigo se lamentó de no haber visto a ningún rapero antes de volverse a su casa. “Eh, guacho. ¿Vos querés escuchar rap?”, le dijo un muchacho parado frente a la puerta de su trabajo. “Venite en un rato que tocamos con Tallando Voces en la plaza de la Escuela 83. ¿Vos rapeas? ¿Tenés tus beats? Subí a tocar tus temas”. Ese gesto casual y desinteresado de Javier Ortega, El Indio Javi, Asterisco, una de las figuras emblemáticas del hip hop de la ciudad, fue una puerta de entrada y toda una revelación para ese Dougy preadolescente.

Hoy, con más de 15 años en la movida, después de haber creado Microphone Check, una de las competencias de freestyle más importantes del país, haber inaugurado su propio estudio de grabación, tener varios discos en su haber y montones de fechas organizadas, Dougy es uno de los agitadores culturales más prolíficos de Comodoro. Este año editó el segundo trabajo de Tucanes, publicó el EP Vol. 2 junto a Chili Rappers, el dúo que hace con Realness CM y, además, estrenó el que considera su primer disco solista de larga duración: Dugo en la costa. “Ha sido un camino lindo pero también doloroso”, admite. “Yo llegué a Comodoro y las puertas estaban abiertas. Ya después cuando me quedé no todo era color de rosa. Yo quería activar y a veces no me sentía muy tomado en cuenta”. Sin embargo, la necesidad de moverse y las ganas de hacer cosas lo empujaron a insistir. “Sentía que si las puertas no se me estaban abriendo tenía que empezar a romper ventanas”.

Dougy, Dougy Stayla o simplemente Dugo. Nació en Córdoba y vivió allí casi toda su adolescencia, pero se enuncia como sureño. Por dinámicas familiares vivió por todo el país pero, después de haber visitado a parientes en Comodoro, decidió a sus 16 años quedarse a vivir. “Cuando los conocí, los pibes me habían contado de La Elemental, unos encuentros que organizaban. Ya para el 2009 me invitaron, participé y ya nunca más volví a Córdoba. Me enamoré de la ciudad”, dice. “Me bajaban data del conocimiento del hip hop, los cuatro elementos, que lo importante era la unión, compartir. Yo me sentía en mi salsa”. Unos años antes, en 2005, vio en la tele que se había realizado la primera Red Bull Batalla de los Gallos Internacional en Puerto Rico y que, además, la había ganado un argentino. Impulsado por ese gran logro de Frescolate, Dougy se volcó a las rimas y la improvisación. “Empecé a investigar, iba al ciber y mientras todos los pibes jugaban al Counter Strike yo bajaba música. Leía foros de rap, páginas de España y de Argentina. Me voló el cerebro. Ahí empecé a escuchar rap y a escribir mis barras”.

Las ganas de Dougy pasaban por llevar las competencias de freestyle a Comodoro, pero la escena de la ciudad se había salteado esa disciplina, esa cuestión del enfrentamiento hostil en batallas, para dedicarse de lleno a la música y no le demostraban mucho interés. Así fue que junto a Gaucho MC, un amigo y colega de Buenos Aires, se aventuraron en armar un evento. “Era 2011 y me dijo de hacer una fecha. `Podemos hacer una compe de freestyle e invitamos una banda´, me dijo. Ahí decidimos ponerle Microphone Check”, cuenta. “Fue el inicio de algo hermoso porque estuvimos seis o siete años haciéndolo. La idea era que tocaran bandas emergentes, como nosotros, y alguna que nosotros considerábamos pioneros, los que nos habían inspirado”. Con un espíritu federal, Microphone Check pasó por Buenos Aires, Mar del Plata, Córdoba y, por supuesto, Comodoro Rivadavia. Tanto improvisando como mostrando sus canciones, el evento cobijó a los máximos exponentes de la movida, actual del momento y previa: Tata, Dtoke, El Brujo, Sergio Sandoval, Núcleo AKA Tinta Sucia, Chino AKA CNO, Dozer, Papo, MKS, Wolf y cientos más.

“La primera fecha que hicimos fuerte en Buenos Aires fue en un galpón de Hurlingham. Metimos 400 personas. Se nos fue de las manos”, dice entre risas. Para finales del 2012, la competencia desembarcó en Comodoro con shows de, entre otros, Jauriman y -también- Dougy. Después siguieron otras cinco ediciones. Sin embargo, más allá de las aventuras locales de su competencia federal, Dougy no encontraba lugar en los eventos que se hacían en la ciudad. “Había una movida hermosa, de hecho sigo viviendo acá porque la movida me encanta, la vida acá me gusta y lo elegí como lugar en el mundo porque me llena espiritualmente. En ese momento adolescente no me encontraba. Había fechas y no me invitaban. Yo insistía con que me inviten, que estaba viviendo acá. Yo tenía ganas de estar, iba igual a hacer el aguante y les decía a los pibes, `che, loco. Invitenme . Ahí me decían: `No, bueno pero la organización...´. Y ahí pensé, bueno. Tengo que organizar algo yo también. Siempre terminamos en esta cultura donde la derrota es la que te enseña, entonces tenes que seguir remando y luchando. Yo estoy curtido en ese estilo”.

La motivación de hacer eventos, además de fabricarse los espacios que le faltaban, fue la de mostrar algo que nunca había dejado de hacer: sus canciones. Su primer disco fue Manifest y salió en el 2011. De esa forma, las fechas le servían para mostrar lo que hacía como MC, conocer gente de la movida y hacer los eventos a los que le gustaría asistir. Sin embargo, su rol como productor cultural lo alejó de grabar y no lo hizo por un tiempo. “En un momento me di cuenta que se me habían pasado cinco o seis años y no estaba grabando. Estaba laburando en el estudio de Pantera Ekoz. Grabé algunas canciones y los temas nunca salían, quedaban ahí. Sentía que estaba perdiendo tiempo y plata. Entonces pensé en hacer mi propio estudio para no depender más de nadie”, dice. De esa forma fue que abrió El Cuarto Oscuro, su sala de operaciones donde Dougy graba y publica sus álbumes.

Si hay una palabra clave que atraviesa el trabajo que lleva adelante desde el estudio es la de la autogestión. “Cuando íbamos a Periferia Records veías que Jauriman estaba imprimiendo la tapa de los discos con el diseño que había hecho él. Te mostraba una base que estaba trabajando y el programa para editar videos. Nos explicaban todo. La data que nos enseñaron los pibes es la de la autogestión”. Es así que Dougy empezó a hacer sus propios beats, se graba, hace los videos de sus publicaciones, sube sus canciones a las distribuidoras digitales y más. Sin embargo, no solo aprendió a encarar esos desafíos, sino también se acercó al poder que podría tener la música y su impacto en la gente. “Aprendimos cómo el hip hop era una herramienta de construcción social para poder conectar a los pibes con un pensamiento político para que el poder no te cague, que la policía no se aproveche de vos. Era una mezcla de conocimiento hip hop y herramientas socioculturales para sacarnos de la calle”.

Esa importancia de la música como vehículo de cambio social es uno de los pilares fundamentales sobre los que se erige el rap de Comodoro y el de toda la región. “La Patagonia tiene un tinte especial”, dice Dougy. “Es un rap frío, pero siempre tuvo contenido. Creo que la base de los orígenes del rap sureño que a mí más me gusta es uno de carga social. Y eso yo no lo encontraba tanto en otros lados en ese momento. Al resto lo sentía más conectado con el freestyle o con el ego tripping de ver quién es el mejor rapero. Y acá esa movida no había. Es algo más del hip hop chileno que era más contestatario y mucho más evolucionado por contexto histórico y demás”.

Más allá de haber aprendido a manejarse con soltura y cubrir todos los aspectos necesarios con cierta independencia y por sí solo, desde el principio y en cada aventura que Dougy llevó adelante, nada fue en solitario. Para todo supo rodearse de colegas y amigos que cosechó a lo largo del país y eso se refleja en los últimos lanzamientos. Para Tucanes, el grupo entre Roisito y Emi Díaz, sumaron al equipo a Javier Verjano, más conocido como Noiscity para las instrumentales, dando por resultado un último EP veraniego con samples de rock, soul, trip-hop, trap y hip-hop más clásico. En EP Vol. 2 de Chili Rappers, el dúo que hace con Carlitos Mansilla o más conocido como Realness CM, también contaron con Noiscity en la producción, pero aquí demostraron su faceta de rapper más crudo, más clásico.

“Disco-disco tengo uno solo, Dugo en la costa”, dice aún sabiendo que en su espalda están Manifest (2011), El Búho (2018), Rapshit (2018) y Clásico (2020). “Son 14 canciones producidas por mi. Es el resultado de muchos años para lograr eso. A mí me costó muchísimo. Hay otros que lo logran en menos tiempo. Me costó años de evolución mental, de crecimiento físico y espiritual poder hacer un disco enteramente producido por mí”. Y para este disco, el que corona su evolución y donde volcó todo lo aprendido desde su acercamiento a la música, Dougy decidió convocar a Alan Song para grabar los bajos y encargarse de la mezcla y el mastering. “Nunca podría haber logrado el resultado que logré de no haber sido por él”.

Sin embargo, no es el único invitado. “Dugo en la costa suena a un pibe que lo encerraron y lo único que quiere es salir un rato a mirar el mar, tomar unos mates, conectarme con la naturaleza porque el sistema nos encerró y necesito libertad y conectarme con mis amigos”, cuenta. “Por eso todos los temas son una colaboración de alguien de la movida”. Además, el encierro pandémico fue el que impulsó a Dougy a encarar el proyecto del disco. De hecho, en marzo del 2020, al inicio de la cuarentena, fue que empezó a escribirlo. “Estuvimos mucho encerrados y eso me motivó”, dice. El resultado de la aventura es uno de los discos más destacados del rap nacional que se pasea por momentos de trip-hop, tintes lo-fi y el boombap más clásico de la naturaleza de Dougy, un tipo que construyó un estilo de fraseo tan propio como único.

De aquél Dougy preadolescente que se topó de casualidad con el Indio Javi en el centro de Comodoro y se enamoró de la movida del hip hop de la ciudad a éste que sacó su primer disco pasaron años, música, frustraciones, felicidades, eventos y amigos. Y todo eso fue lo que le curtió el lomo. “Dugo es como el alter ego de un loco que sintió que había crecido. Antes era Dougy, el guachín. Hoy siento que alcancé cierta madurez y dije: bueno, quizás ya no soy el Dougy, ahora soy el Dugo”.

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