La dirigencia deportiva en plena tracción con el Estado

El deporte de Comodoro Rivadavia está viviendo una conversión evolutiva muy marcada. Las obras se suceden con el mismo ritmo que la propia dirigencia de la ciudad aplica al firme deseo de progresar en infraestructura y también en la capacidad de los responsables de orientar grupos.

Una de las leyes de la física indica que a cualquier acción le sucede una reacción. Ese precepto, bastante alejado de la característica mística del deporte, en este caso se convierte en una razón para entender la actualidad creciente de buena parte de las instituciones deportivas de la ciudad.

Recorrer y observar la actualidad de clubes y entes deportivos, es testimonio de una realidad que atraviesa por el medio a la quietud soportada durante varios años. En diferentes proporciones, existe progreso.

¿Cuánto tiene que ver el Estado Municipal en este momento de crecimiento gradual? Bastante. Pero no es el motivo neurálgico o la principal razón de este presente de elocuente desarrollo.

Es el Estado Municipal el responsable de una acción y la dirigencia deportiva la generadora de una reacción. Una contestación que se corporiza en el compromiso de multiplicar lo que el Estado se preocupa en otorgar.

Es una tracción en conjunto, una energía combinada que se atreve a cambiar paulatinamente lo que costaba modificar en el tiempo. Al respaldo estatal le sigue la fuerza voluntaria de incrementar lo percibido. No es poco, porque se está procreando una dirigencia bien comprometida.

Las canchas de césped sintético oficiaron como una bandera bien nítida de progreso, por el colorido que se emparenta con la esperanza -primero- y con la realidad -después-. Y como esos espacios tienen como destinatario a la popularidad del futbol, la notoriedad se hizo masiva en la tierra de los vientos.

Pero también hay bloques, veredas, paredones, alambrados, espacios aeróbicos, forestaciones, luminarias que, sin ser específicamente procurados por el Estado, son progresos motorizados por las dirigencias de las propias entidades. Esa es la ganancia, la reacción a la acción primeriza.

Se percibe en el ambiente, la inserción "del hacer" en el ADN de la dirigencia de nuestro deporte. Porque hay gestión, compromiso, planificación y estrategia que son basales para cumplir con los objetivos que cada entidad se propone.

El “amateurismo dirigencial” no sólo se expresa en el carácter ad honorem de la función, sino en una pasión o impulso a participar ligado al afecto por la institución y probablemente a un acompañamiento a la actividad de un familiar. Son amplios los motivos por los que la voluntad se convierte en motor para un recorrido de directivos tal vez nunca planeado ni previsto.

Pero una vez metido en el mundo dirigencial deportivo, es elocuente que nace una raza que tracciona, que empuja con una fuerza muy difícil de equiparar. Así son nuestros dirigentes deportivos comodorenses, impulsores de sueños que en casi todos los casos, los convierten en una maravillosa realidad.