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El seseo o sigmatismo

viernes 12 de abril de 2019
El seseo o sigmatismo
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Como primera definición, decimos que el sigmatismo es una dislalia que es una dificultad en la adquisición y producción de los sonidos del lenguaje, debido a diferentes causas.

Si el niño no aprende a pronunciar correctamente el sonido /s/ se denomina sigmatismo. Es una de las que más afecta a la población infantil, junto al rotacismo (fonema /r/), que es mucho más conocida. Esta es mas frecuente ya que es uno de los últimos sonidos que evolutivamente el niño consigue emitir y tiene que ver con la complejidad que requiere su emisión en cuanto al movimiento lingual ya que lógicamente los fonemas (letras) se van adquiriendo a lo largo de la infancia, de menor a mayor dificultad. En los niños que tienen varias dislalias podemos observar que la musculatura de la boca que interviene en la articulación tiene bajo tono, y la coordinación de los movimientos no es lo suficientemente buena como para realizar los sonidos con la destreza necesaria. En otros casos puede estar relacionado con una disminución auditiva. Si las alteraciones son multiples y asistemáticas, seguramente estamos dentro de otro cuadro y no serian dislalias simples.

Tipos de sigmatismo: cuando el niño emite mal o sustituye por otro sonido al fonema S.

Existen varios tipos de sigmatismo, pero el que más se encuentra en la práctica es el siguiente:

– Sigmatismo interdental: La punta de la lengua está adelantada, entre los incisivos superiores e inferiores. El sonido resultante es /z/. Estos niños suelen tener, además, mordida abierta y/o respiración bucal. Tiene que ver muchas veces con un uso prolongado de tetinas que fomenta la mala postura lingual favoreciendo entonces que este sonido quede emitido con lengua entre dientes. Y con el paso del tiempo, como consecuencia, aparece esta mordida abierta que mencionábamos, porque el apice lingual gana terreno y los dientes se acomodan tal cual la lengua “ordena”. Que el niño respire mal, o sea, por la boca, trae asociada una mala postura lingual (lengua baja, y no en el paladar, para permitir el paso del aire a vías aéreas) y esto en la mayoría de los casos se observa como causa y no como consecuencia.



En varias ocasiones, la punta de la lengua no se interpone entre las arcadas dentarias, pero el niño levanta el dorso lingual efectuando una S errónea también.

Y por último, si bien existen más subtipos, nombramos a la S sustituida por el fonema T. “ti” en lugar de “si”. Más alla de la enseñanza convencional del fonema S, en estos casos nos encontramos generalmente con una dicción aniñada donde hay que revisar algunos aspectos del vínculo o del entorno del pequeño que requerirán ser modificados si estamos en la búsqueda de su correcta emisión. Este caso es muy común y se suele asociar a varias dislalias más en simultáneo.

Es normal que los fonemas se digan mal y se vayan aprendiendo poco a poco durante la infancia. Si las dislalias persisten a los 7 años son más difíciles de corregir, así que deben tratarse antes de los 6-7 años para que los errores en el lenguaje oral no afecten el aprendizaje de la lectura y la escritura. Para ellos la palabra que pronuncian mal, es correcta. Como punto favorable, podemos aclarar que cuando el niño cambia S por Z no afecta su escritura ya que se trata de una cuestión ortográfica y no de conciencia fonológica o discriminación auditiva (ej: no escribirá sapo con z, del mismo modo que quien pronuncia correctamente la S no escribirá zapato con S).

La duración del tratamiento depende del niño y de su edad, a más edad, más dificultad, sobre todo si ha aceptado no hacerlo bien o no se da cuenta de que lo hace mal. El trabajo en casa es muy importante, los padres y familiares deben realizar ejercicios -siempre que el fonoaudiólogo lo indique- para completar el tratamiento. Pero es fundamental hacer hincapié en la prevención. Hay fonemas mal pronunciados que podrían haberse evitado (ejemplo de las tetinas de uso continuo y extendido) y vemos también muchas familias que deforman el lenguaje hacia el niño para simplificarlo o aduciendo a que es “el bebé de la casa”. Se proponen, a las familias, recomendaciones y especial cuidado ante dichas actitudes ya que luego necesitan eliminar estas dislalias (consentidas y hasta “festejadas”) y el tiempo comienza a apremiar.

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