Una excelente tarde de sábado pudo más que las restricciones y las advertencias
Con una temperatura sobre los 20 grados y prácticamente sin vientos la tarde del sábado se prestó, como ocurría con la “antigua normalidad”, a que niños, jóvenes y adultos se volcaran a las calles, a los paseos, a las plazas pero, lamentablemente, en muchos
de esos lugares sin respetar ni el distanciamiento social ni el uso de tapabocas.
Pese a la insistencia para que el común de la gente al menos respete esos dos medidas
“esenciales para evitar contagios”, lo cierto es que en muchísimos casos no solo no se respeta sino que, advertidos de la transgresión de dos normales elementales, se responde con enojos y hasta con agresiones hacia quien advierte la violación de normas esenciales de bien común.
los supermercados donde se observaban larguísimas filas para poder ingresar a comprar como si nunca más pudiera salir a la calle.
en la efusividad de los saludos, salir cuando corresponde -de acuerdo a la numeración de DNI- y utilizar el tapabocas que quizás molesta, pero protege.